jueves, 30 de septiembre de 2010

Libro IV, capítulo 111 (1 de 4)

Lisuarte coloca a Arbán de Norgales, a Norandel y a Guilán el Cuidador en primera fila. Por detrás se sitúa él mismo con  Cildadán y el resto de caballeros que lucharon el día anterior. Aún más atrás se coloca Patín y sus hombres.
El rey Perión coloca en primera fila a su sobrino Brian de Monjaste. Detrás irá él mismo con Gastiles y los hombres que menos intervinieron el día anterior.
Se reanuda la batalla. Las huestes de Arbán y Brian se enfrentan con tanta dureza que más de quinientos caballeros caen a las primeras de cambio. Brian se topa con el rey Arbán. Cruzan y rompen lanzas pero ambos salen indemnes del lance. Sacan las espadas y se golpean  y hieren mutuamente.
Norandel y Guilán luchan hombro con hombro haciendo gran destrozo entre las filas enemigas. Fileno, caballero español pariente de Brian, reagrupa las fuerzas españolas y dirige un contraataque contra los hombres de Norandel y Guilán y consigue contenerlos. La lucha es violenta y feroz. La situación es inicialmente igualada pero los españoles, mejor encabalgados, consiguen decantarla a su favor. Hubieran obtenido la victoria ero Lisuarte y Cildadán acuden  tiempo con tropas de refuerzo. Perión ve que la insignia de Lisuarte ha entrado en combate y eso le decide a intervenir él mismo. Se lanza a la zona donde pelea Lisuarte con denuedo y valentía. Perión, entre filas enemigas, reparte mandobles a diestro y siniestro. Se topa con el rey Cildarán. Ambos se reconocen y deciden evitar el combate directo. Pasan uno al lado del otro sin tocarse y se dedican a derribar a otros muchos caballeros.

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