Patín se lanza al ataque con el grueso de su ejército. Su primer encuentro es con Balais. Quiebra la lanza sobre su escudo y lo derriba. Crecido por este primer éxito, exhorta a sus hombres para que continúen la lucha sin piedad. Se mete entre las filas enemigas dando golpes a diestro y siniestro, haciendo gran destrozo. Se topa con Cuadragante, también espada en mano. La lucha es fiera pero Cuadragante es más fuerte y consigue que Patín pierda los estribos y tenga que abrazar el cuello de su caballo para no caer.
Constancio, joven mancebo hermano de Brojandel de Roca, ve a su Emperador en peligro. Pica espuelas y se abalanza contra Cuadragante lanza en ristre. Le atraviesa el escudo y le hiere en el brazo. Cuadragante se defiende con su espada. Patín tiene tiempo para ponerse a salvo. Constancio, que ve a su señor en zona segura, continúa su cabalgada y llega a la zona donde Amadís estraga a los romanos. Constancio se maravilla ante las proezas de Amadís. Ve a un caballero, antiguo gobernador del Principado de Calabria, que ataca a Amadís. Con su espada consigue herir a su caballo en el cuello. Amadís le devuelve el golpe y de un espadazo le parte en dos yelmo y cabeza. El caballero cae muerto al suelo.
Constancio llama a gritos a Floyán y señala a Amadís como aquel que está destrozando a los romanos. Constancio y Floyán lo atacan a la vez dándole grandes golpes. Amadís se revuelve: de un espadazo le parte el escudo a Constancio y le golpea en el yelmo tan fuerte que el romano cae al suelo aturdido. Veinte caballeros acuden en apoyo de Floyán y Constancio. A pesar de la superioridad numérica, son incapaces de vencer a Amadís que, sin embargo, derriba contrarios con golpes certeros. Patín y sus hombres también llegan en auxilio de Floyán y Constancio. Un ballestero a caballo informa de la situación a Cuadragante que reune a mil caballeros de su haz y corre a ayudar a Amadís.
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