domingo, 26 de septiembre de 2010

Libro IV, Capítulo 110 (4 de 5)

Patín se lanza al ataque con el grueso de su ejército. Su primer encuentro es con Balais. Quiebra la lanza sobre su escudo y lo derriba. Crecido por este primer éxito, exhorta a sus hombres para que continúen la lucha sin piedad. Se mete entre las filas enemigas dando golpes a diestro y siniestro, haciendo gran destrozo. Se topa con Cuadragante, también espada en mano. La lucha es fiera pero Cuadragante es más fuerte y consigue que Patín pierda los estribos y tenga que abrazar el cuello de su caballo para no caer.
Constancio, joven mancebo hermano de Brojandel de Roca, ve a su Emperador en peligro. Pica espuelas y se abalanza contra Cuadragante lanza en ristre. Le atraviesa el escudo y le hiere en el brazo. Cuadragante se defiende con su espada. Patín tiene tiempo para ponerse a salvo. Constancio, que ve a su señor en zona segura, continúa su cabalgada y llega a la zona donde Amadís estraga a los romanos. Constancio se maravilla ante las proezas de Amadís. Ve a un caballero, antiguo gobernador del Principado de Calabria, que ataca a Amadís. Con su espada consigue herir a su caballo en el cuello. Amadís le devuelve el golpe y de un espadazo le parte en dos yelmo y cabeza. El caballero cae muerto al suelo.
Constancio llama a gritos a Floyán y señala a Amadís como aquel que está destrozando a los romanos. Constancio y Floyán lo atacan a la vez dándole grandes golpes. Amadís se revuelve: de un espadazo le parte el escudo a Constancio y le golpea en el yelmo tan fuerte que el romano cae al suelo aturdido. Veinte caballeros acuden en apoyo de Floyán y Constancio. A pesar de la superioridad numérica, son incapaces de vencer a Amadís que, sin embargo, derriba contrarios con golpes certeros. Patín y sus hombres también llegan en auxilio de Floyán y Constancio. Un ballestero a caballo informa de la situación a Cuadragante que reune a mil caballeros de su haz y corre a ayudar a Amadís.

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