domingo, 26 de septiembre de 2010

Libro IV, Capítulo 110 (5 de 5)

Tal es la cantidad de contendientes que se acumulan en esa zona que apenas pueden moverse. En esos primeros choques caen más de doscientos caballeros. Amadís se defiende con bravura rodeado de contrarios. Ve como llega Cuadragante con refuerzos y arrecia sus golpes y avanza para reunirse con sus compañeros. Mientras, Floyán, Arquisil, Flamíneo y sus hombres pugnan por derrotar a Agrajes y a sus compañeros que están descabalgados. Florestán, a caballo, con algunos otros caballeros, intenta defenderlos. Los insulofirmeños se defienden reciamente y consiguen detener el ataque romano. Llegan más asistencias: Amadís, Cuadragante y Gandales con ochocientos caballeros de refresco. A pesar de los ánimos de Patín, que tras su encontronazo con Cuadragante se dedica más a dirigir que a combatir, los romanos ceden terreno, y Agrajes, Angriote y Bruneo pueden hacerse con caballos. Los romanos se repliegan hacia la zona donde combaten las fuerzas de Arbán de Norgales.
Es la hora del ocaso. Al caer el día, la batalla se interrumpe con grandes pérdidas en ambos bandos, aunque en el romano son mucho mayores.
Amadís y sus hombres, dueños del campo de batalla, recogen a sus heridos y fallecidos. Quedan tendidos en el campo todos los romanos muertos y heridos. De estos últimos, muchos fallecerán porque sus compañeros no salen a recogerlos. Los gritos y lamentos son tales que se oyen en ambos campamentos. Se hacen tan insoportables que, al fin, ambos bandos acuerdan una tregua de 24 horas para permitir la recogida de heridos y cadáveres. 
La mañana siguiente es la acordada para el inicio de la tregua: salen a recoger a sus muertos y heridos. En pocas horas el campo de batalla queda despejado. El resto de los hombres pasan el día aderezando sus armas y curando a sus caballos. A Cuadragante le curan su herida y luego prosigue sus actividades sin mayor novedad.
Al día siguiente se reanudará la batalla. Los jefes militares deciden que las primeras filas de vanguardia las ocupen los caballeros que todavía no hayan entrado en combate.

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