jueves, 23 de septiembre de 2010

Libro IV, Capítulo 110 (1 de 5)

¿Por qué este empeño de Gasquilán, príncipe de tan lejanas tierras, por enfrentarse a Amadís? Era hijo, como sabéis, de Madarque, jayán de la Ínsula Triste, y de la hermana de Lancino, rey de Suesa. Al morir éste sin hijos, Gasquilán heredó el trono de Suesa.
Gasquilán se enamoró de Pinela, princesa de un reino colindante a Suesa, la Ínsula Fuerte. Por ella, Gasquilán emprendió grandes y esforzadas aventuras. Pero Pinela que conocía su carácter soberbio y follón, además de saber que era hijo de gigante, lo rechazó.
Pero los consejeros de la princesa, temiendo la airado despecho de Gasquilán, le sugirieron a su señora que no lo rechazara tan abruptamente. Entonces, Pinela le dijo a Gasquilán que había prometido a su padre que solo se casaría con el mejor caballero del mundo. Ella había hecho sus indagaciones, descubriendo que ese caballero era Amadís de Gaula. Gasquilán, todo soberbia y presunción, decidió enfrentarse a Amadís y demostrarle a la princesa que el mejor caballero era él. Por esa razón se había aliado con Lisuarte en la campaña de la Ínsula de Mongaza. Lamentablemente para Gasquilán, Amadís no había participado en esa guerra. Además, salió malherido de aquella empresa, pues tuvo un encontronazo con Florestán.
Después de aquello, Amadís había partido de incógnito como el Caballero de la Verde Espada en busca de aventuras por Alemania, Bohemia, Romania y Grecia, y Gasquilán le había perdido la pista.
Ahora, con la reaparición de Amadís, y aprovechando el litigio con el rey Lisuarte, Gasquilán tenía una segunda oportunidad de enfrentarse a su rival.

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