sábado, 30 de octubre de 2010

Libro IV, Capítulo 117 (2 de 7)

Al amanecer, los caballeros del rey Arábigo se preparan para el combate. Pronto están al pie de las murallas forzando los portillos. Tras una resistencia inicial, la debilidad de los defensores se hace patente. Los asaltantes entran en la villa. Los combates se generalizan por las calles de Luvania. Allí luchan Lisuarte y sus hombres. Mujeres y niños les ayudan como pueden arrojando objetos desde las ventanas. El estruendo de voces, lanzazos, cuchilladas y pedradas es enorme y ensordecedor. Lisuarte y sus fieles están acorralados. Ya se ven perdidos pero prefieren morir a ser apresados. Redoblan sus esfuerzos y, por un momento, consiguen contener a los asaltantes.
El rey Arábigo ha entrado en la villa con Arcaláus y los seis caballeros de la Ínsula Sagitaria. Siempre tiene cerca de sí a estos caballeros bravos y esforzados. Para el rey son su salvaguardia. Envía a dos caballeros de la Ínsula Sagitaria por una calle travesera hacia la zona donde luchan Barsiñán y el duque de Bristoya. A los otros cuatro caballeros les ordena que ataquen a Cildadán, que está acompañado de Arquisil, Flamíneo y Norandel. Les dice que el momento de vengar la muerte de Brontajar Danfanía ha llegado. Los cuatro caballeros de la Ínsula Sagitaria se lanzan en tromba espada en mano sobre sus enemigos. El rey Cildadán los ve venir, grandes y desmesurados, y grita a sus compañeros que van a morir pero antes se han de llevar por delante al mayor número de contrarios. El enfrentamiento es de gran dureza. Cildadán se protege con su escudo de un espadazo por encima del yelmo que le propina uno de los caballeros de la Ínsula Sagitaria. El golpe es tremendo y la espada corta el cerco de acero del escudo y se queda trabada. El caballero no puede desenclavar la espada. Tira tan fuerte que le arranca el escudo a Cildadán. Éste contraataca y de un certero golpe le corta la manga de la loriga y le cercena el brazo que cae al suelo con la mano todavía asida a la espada y al escudo de Cildadán. El caballero se retira malherido. Cildadán se vuelve en apoyo a sus compañeros que luchan contra los tres restantes caballeros de la Ínsula Sagitaria.

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