domingo, 3 de octubre de 2010

Libro IV, Capítulo 111 (3 de 4)

En ese momento llegan Patín y el rey Cildadán con más de 3000 caballeros y por el otro lado, Gastiles y Grasandor acompañados también por una numerosa tropa. El choque de ambas fuerzas es tan violento que consigue que los cuatro se suelten de su abrazo. Los cuatro quedan montados en sus caballos pero tan cansados que apenas pueden mantenerse sobre las sillas. La superioridad numérica es de la gente de Lisuarte pero la bravura y la pericia de Perión, Florestán y Cuadragante equilibra la situación.
Entonces llega Amadís, que hasta ese momento combatía por el lado derecho del campo de batalla. Ha matado a Constancio de un solo golpe y ha desbaratado las filas romanas por ese lado. Trae la espada tinta en sangre hasta la empuñadura. Con él vienen Gandalín y el conde Galtines y Trión. Ve a su padre rodeado de enemigos, entre ellos Patín, el Emperador de Roma. Pica espuelas y se lanza sobre Patín. Floyán se interpone en su camino para defender la vida de su señor. Florestán lo advierte y se enfrenta a Floyán. Se dan grandes golpes por la cima de los yelmos. Floyán, desacordado, cae al suelo y muere pisoteado por los caballos. Amadís, con la mirada fija en Patín, se introduce entre las filas romanas impetuosamente derribando a cuanto caballero se interpone en su camino. Llega por fin unto al Emperador. Le da un espadazo tan fuerte encima del yelmo que deja a Patín aturdido. El Emperador deja caer su espada y se tambalea semiinconsciente. Antes de que caiga, Amadís le propina un nuevo golpe sobre el hombro: corta armadura, carne y hueso. El brazo le queda colgando y Patín cae al suelo y muere. Los romanos que ven el luctuoso suceso avisan a los compañeros a voces. Llegan Arquisil, Flamíneo y otros. El combate se recrudece el la zona donde pelean Amadís y Florestán. En otro lugar, Perión Agrajes y Cuadragante se enfrentan a Lisuarte y Cildadán con tanta dureza que en esa zona la mortandad será la más alta del día. Brian y Gandales han conseguido reagrupar a más de seiscientos caballeros y se lanzan al ataque en el lugar donde lucha Amadís y obligan a retroceder a los romanos.

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