domingo, 21 de febrero de 2010

Libro III, Capítulo 69 (4 de 5)

Mientras Norandel y Galaor descansan, llega un escudero que les cuenta que en un edificio cercano se han refugiado las doncellas que acompañaban a Granfiles (Arcaláus, en realidad). Se acercan a la torre y las llaman a voces. Ellas se asoman y les piden ayuda para salir del edificio. Galaor se encarga de Dinarda, que viste una saya escarlata y una capa de jamete blanco. A Galaor, la doncella le parece un bellezón. Norandel ayuda a la otra. Todos juntos se acomodan junto a una fuente comiendo y bebiendo las viandas encontradas en las alforjas de Granfiles-Arcaláus. Tras la cena Galaor se lleva a Dinarda tras los matorrales. Ella lo ha reconocido y se le muestra receptiva por si cambian las tornas y puede servirle de aliado. Él quiere ligar y ella se deja. Esa noche Galaor hace una nueva muesca en el pomo de su espada en su particular ranking sexual. Norandel intenta lo mismo con la otra doncella, pero ella es más reticente y se excusa diciendo que sin el permiso de su ama Dinarda, ella no hace guarreridas sexuales. Norandel conoce la historia de Dinarda, sabe quienes son su padre y su tío y que su objetivo en la vida es vengar la muerte de su padre. Después de mucho "cabalgar" vuelven Galaor y Dinarda. Él viene alegre y satisfecho, ella mohína y taciturna. En un aparte, Norandel le desvela la identidad de su amante. Galaor, que se ha prendado de Dinarda, decide reunir a Amadís con ella y conseguir el perdón para su hermano. Dinarda habla con su doncella y se entera con gran pesar de que su identidad ha sido desvelada. Le ordena a su doncella que acceda a las pretensiones de Norandel para tener a ambos caballeros contentos y ganar su favor. Por la noche ambos caballeros tienen a sus damas receptivas y dispuestas. Buscan lechos discretos donde amarse. Galaor le pregunta por el nombre del caballero que los quería matar. Galaor se refiere al primer caballero que ha derribado y matado. Dinarda cree que se está refiriendo a su tío y le responde que se llama Arcaláus. Galaor cae en la cuenta de que Arcaláus le ha engañado y ha escapado. Dinarda, en su fuero interno se alegra de que su tío escapara, pero cara a Galaor se muestra cariñosa y muy enamorada. Al día siguiente continúan viaje hacia la Gaula. Arcaláus se refugia en otro de sus castillos donde, hirviendo de odio, se cura de sus heridas y maquina su venganza.

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