sábado, 6 de febrero de 2010

Libro III, Capítulo 68, (1 de 5)

Bruneo y Amadís pasan unos días en la Gaula. Bruneo está feliz por estar cerca de Melicia y no tiene ni ojos ni pensamientos para nada más. Amadís está triste y abatido por estar lejos de su amada Oriana. Amadís acostumbra a pasear por la costa, acompañado únicamente por Gandalín, con los ojos puestos en Gran Bretaña, a la espera de barcos que traigan nuevas desde esas tierras. Una tarde llega un barco. Amadís envía a su escudero para que se entere de noticias de Gran Bretaña que calmen su desasosiego. Gandalín llega al puerto y descubre a Durín, el hermano de la Doncella de Dinamarca, que desembarca en ese momento. Ganadalín lo conduce al lugar donde les espera Amadís. Llegan a tiempo de ver como un gigante le lanza un venablo a Amadís. Gandalín y Durín gritan al unísono y Amadís reacciona y consigue evitar que la lanza arrojadiza le alcance por muy poco. El gigante le lanza un segundo venablo y vuelve a fallar. Amadís, espada en mano, corre en pos de él, pero el gigante huye rápido y escapa montado en el caballo del mismo Amadís. Aún tiene tiempo de gritar: "¡Soy Andandona! He fallado esta vez, pero no fallaré la próxima."Amadís, al ver que se trata de una mujer, desiste en su persecución. En cambio, envía en su busca a Gandalín con ordenes de matarla. Mientras Gandalín parte a cumplir su misión, Durín le cuentas las noticias a Amadís: el nacimiento del niño y como lo llevaron al convento de Miraflores (pero no le cuenta como lo perdieron...). Le transmite un mensaje de Oriana: que no salga de la Gaula hasta que ella se lo diga. Amadís se alegra por el nacimiento de su hijo pero le irrita el deseo de Oriana de que permanezca ocioso en la Gaula. En ese momento llega Gandalín: la cabeza de la giganta, atada por los cabellos al petral de su caballo, pende bamboleante. Cuenta como en su huida, la giganta ha caído del caballo. Gandalín la ha arrollado con el suyo y aprovechando que ha quedo tendida en el suelo, le ha cercenado la cabeza... Amadís le envía un mensaje a Oriana por mediación de Durín: que no le deje ocioso en la Gaula, que este descanso forzado va en detrimento de su buena fama...
Bruneo, ya recuperado de su herida, quiere partir mundo adelante para mejorar su currículo caballeril. Le pide a Amadís que le acompañe. Amadís, atado por los deseos de Oriana, declina la oferta.
Bruneo parte con la promesa de matrimonio con Melicia ya asegurada...

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