martes, 16 de noviembre de 2010

Libro IV, Capítulo 121 (3 de 3)

Todos los habitantes de la ínsula les reciben con alegría y emoción. Amadís besa las manos de su madre y abraza a su hermano. Se interesa por su salud. Galaor le responde que está mucho mejor desde que sabe que el conflicto entre él y Lisuarte se ha solucionado y la paz reina entre ambos reinos.
Van al castillo donde les espera Oriana y el resto de las damas. Oriana, Briolanja y Sardamira, con las manos entrelazadas, se arrodillan ante la reina Elisena, que las levanta y abraza. Luego la saludan Mabilia, Melicia, Grasinda y el resto de las damas. 
Oriana saluda con especial cariño a Galaor porque conoce el amor que Amadís siente por su hermano y sabe de la lealtad y respeto que Galaor siente por su padre Lisuarte. 
Amadís lleva a Briolanja ante Galaor y se la propone como su futura esposa. Galaor, desenvuelto y desenfadado, agradece a Amadís la gran merced que le concede y dice que acepta gustoso solo en el caso de que Briolanja también esté de acuerdo. La reina calla y se sonroja, lo que la embellece aún más. Galaor la conoció más joven, en Sobradisa, cuando viajó a ese reino con Florestán, y más tarde en Londres, en la corte del rey Lisuarte. Han pasado los años y Briolanja ha alcanzado el cénit de su belleza. Aunque, como ya sabemos, Galaor ha conocido y tratado multitud de mujeres, Briolanja le parece la más hermosa de todas y está encantado en desposarla. Briolanja también estima a Galaor. Sabe cuan buen caballero es y como lo ama Amadís. Lo acepta como esposo. Se casarán y tendrán hermosos hijos y mejores caballeros, como se cuenta en "Las sergas de Esplandián".
Todos se acomodan en sus respectivas posadas, a la espera de Lisuarte y su séquito. Durante ese tiempo disfrutarán de los placeres que ofrece la isla, en especial las actividades cinegéticas. La Ínsula Firme está llena de venados, jabalíes, conejos y otras bestias que se cazan con perros, redes o persiguiéndolas a caballo. También la cetrería tiene su lugar, en la caza de liebres o de aves de ribera.
Así dejamos a nuestros amigos, holgando y a la espera de la llegada de Lisuarte. Mientras, veremos como les va a Angriote, Bruneo, Branfil y la reina de Dacia.

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