Los tres caballeros insulofirmeños navegan con la atribulada reina hacia Dacia. Durante el trayecto, la reina les pide que se presenten adecuadamente y que le detallen sus carreras caballerescas. Ellos dicen sus nombres y ella los reconoce al instante. Los caballeros de Grecia que poco tiempo ha pasaron por Dacia les narraron el conflicto que existía entre Lisuarte y Amadís. Contaron los temibles combates que enfrentaron a ambos bandos. En ese relato nombraron a los caballeros más destacados. Y entre esos nombres estaban los de nuestros tres amigos, para alegría de la reina, que ahora sabe que lleva un imponente fuerza en ayuda de sus hijos. Angriote se compromete a cumplir con éxito la misión.
Llegan sin novedad a Dacia. Acuerdan que la reina se quede en el barco hasta que la situación se aclare. Los tres caballeros desembarcan bien armados , con sus escuderos y acompañados de dos caballeros de Dacia que servirán como guías. La villa sitiad está auna jornada de viaje. Deciden llevar víveres y forraje para los animales en cantidad suficiente para evitar los poblados. Al alba llegan al cerco. Sigilosamente escudriñan las fuerzas sitiadoras hasta descubrir el lugar donde están más dispersas y es más fácil eludirlas y entrar en la ciudad. Se dirigen a los muros de la villa pero se topan con diez caballeros. Se enfrentan a ellos y derriban a los tres primeros con sus lanzas. Acometen con tal fiereza al resto, que los hacen huir despavoridos. Angriote decide entrar en la villa para animar a las fuerzas sitiadas. Llegan a los muros. Los cercados reconocen a los dos caballeros dacios y abren un portillo para que puedan entrar. Los reciben los infantes que han acudido al alboroto. Se enteran por Angriote de que su madre está sana y salva y le agradecen la ayuda de caballeros tan afamados. Los conducen al palacio donde los alojan y les permiten descansar unas horas.