miércoles, 26 de enero de 2011

Libro IV, Capítulo 128 (1 de 5)

El caballero ordena avituallar el barco generosamente y luego se embarca con Amadís acompañado de algunos de sus hombres. Parten hacia la Ínsula de la Torre Bermeja. Durante el trayecto charlan. El caballero le pregunta su opinión sobre el rey Cildadán. Amadís lo alaba y pondera grandemente. El caballero está de acuerdo con él y lamenta que la fortuna no le haya sido propicia, pues merece algo más que ser vasallo de Lisuarte. Amadís le da la buena noticia del fin de ese vasallaje gracias a su valor y esforzado corazón. Y le cuenta como estuvo presente cuando Lisuarte liberó a Cildadán de su obligación. Luego, Amadís le pide informes sobre Balán. El caballero conoce muy bien a todos los gigantes de la zona y le explica detalladamente la historia de Balán: Es hijo de Madanfabul, que fue muerto por Amadís cuando se llamaba Beltenebros en la guerra que hubo entre Lisuarte y Cildadán. Muchos gigantes participaron en esa contienda en el bando irlandés y muchos murieron en ella. Balán quedó huérfano siendo mancebo. Heredó la Ínsula de la Torre Bermeja, la más fructífera de la zona tanto en frutas como en especias. Por ésta últimas, es visitada con frecuencia por mercaderes, lo que reporta grandes beneficios a las arcas del gigante. Balán es muy distinto a otros gigantes, que son generalmente soberbios y follones. Él, por el contrario, es sosegado, leal y sincero. Este carácter suyo viene por parte materna. Su madre es hermana de Gromadaza, la mujer de Famongomadán del Lago Ferviente. Ambas hermanas eran muy distintas. La madre de Balán era mucho más hermosa. Mientras que Gromadaza era brava y corajuda, su hermana era mansa, virtuosa y humilde.  Al parecer las mujeres feas adquieren un temperamento más varonil siendo más soberbias y desabridas, mientras que las hermosas son más sosegadas y mansas. La madre de Balán se llama Madasima. En su honor le pusieron su nombre a una hija de Famongomadán y Gromadaza, que luego se casó con Galvanes. 
¿Por qué este caballero sabe tanto de todos estos gigantes? También se lo explica a Amadís: el joven Cildadán era un noble infante irlandés sin más posesiones que la Ínsula del Infante. Sin embargo, progresó con rapidez cuando se casó con la hija del rey Abiés. Al morir éste, heredó el trono de Irlanda y nombró a este caballero gobernador de la ínsula. Desde entonces vive en ella cuidando de los asuntos del rey y relacionándose con todos los gigantes que viven en los alrededores.  Por eso sabe que todos ellos guardan en su memoria la muerte de sus familiares en aquella infausta guerra entre Lisuarte y Cildadán y albergan en su interior fuertes deseos de venganza.
Amadís le agradece su prolija información y confiesa que le pesa tener que enfrentarse a un gigante de tan buena condición y carácter. Le pregunta si está casado y tiene hijos. El caballero-gobernador le contesta que sí, está casado con una hija del gigante Gandalac, Señor de la Peña de Galtares, y tiene un hijo de quince años. Ésto último perturba a Amadís, pues sabe cuanto aprecia su hermano Galaor al gigante Gandalac. Le dice al caballero que algunas cosas que le ha contado le hacen dudar de su propósito. El caballero sospecha erróneamente que le flaquea el valor. No es verdad, pues cuando se trata de desfacer entuertos y socorrer a menesterosos nada ni nadie se le puede interponer a Amadís.

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