sábado, 12 de marzo de 2011

¡ÚLTIMO CAPÍTULO! Libro IV, Capítulo 133 (3 de 7)

El ballestero informa a la reina. Brisena llama a Arbán de Norgales, su sobrino, y a Cendil de Ganota. Les cuenta lo sucedido. Los caballeros ponen buena cara y ocultan sus verdaderos presentimientos para no preocupar más a la reina. Organizan con rapidez una partida para buscar al rey. El ballestero les guía hasta el claro y desde ahí escudriñan el bosque palmo a palmo aunque sin resultado.
Mientas, la reina espera, muy alterada. Redacta varias cartas solicitando ayuda a a otros caballeros. Espera noticias de sus hombres que no llegan. Pasa la noche en vela.
Al alba llega Giontes y Grumedán. Se han enterado de la desaparición de Lisuarte. Se ofrecen de inmediato para unirse a la partida que realiza su búsqueda. La reina decide acompañarlos. Parten Grumedán, Giontes, la reina y una dueña que la asiste, la mujer de Brandoibás. Recorren el bosque durante tres días, casi sin descanso. Si no fuera por Grumedán, que se preocupa de alimentarla, la reina no hubiera probado ni un solo bocado. Las noches las pasa vestida, bajo los árboles. Tan acongojada está que no quiere detenerse en las aldeas que van encontrando.
Al cabo de esos tres días  se reunen con el grupo de Arbán, que vienen desanimados, tristes y extenuados.
Ante las ansiosas preguntas de la reina, Arbán responde con lágrimas en los ojos que no han encontrado ninguna pista del paradero de Lisuarte. Arbán sospecha que lo han secuestrado y que se lo han llevado del reino. Al oír tan infausta noticia, la reina cae desvanecida de su palafrén. Grumedán descabalga rápido para atenderla.
La reina recobra el conocimiento y entre lloros se lamenta de la adversa fortuna.
Grumedán, de rodillas junto a ella, intenta consolar a la atribulada reina. Le aconseja que se acerquen a un poblado donde puedan atenderla. La llevan a una casa cercana, de unos monteros de Lisuarte, donde a reina descansa unos días. Grumedán la exhorta a que continúe la búsqueda y no se rinda. La reina, espoleada por si discurso, decide pedir ayuda a su yerno Amadís. Le escribe una carta y le encarga a Brandoibás que se la entregue a Amadís.

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