jueves, 27 de mayo de 2010

Libro IV, Capítulo 84

Grasinda, conocedora del regreso de la victoriosa expedición, se engalana y sale a recibirlos. Oriana le pregunta si esa es la que ganó la corona a la más bella con el Caballero Griego. Bruneo se lo confirma. Desembarcan a las damas: a Oriana, Cuadragante y Agrajes; a Sardamira, Florestán y Angriote; a Mabilia, Amadís; a Olinda, Bruneo y Dragonís; al resto de doncellas, otros caballeros. Oriana y Grasinda se abrazan cordialmente. Grasinda se sorprende de la belleza de Oriana y la ensalza ante Amadís, más satifecho que un ocho. Oriana, azorada, se retira con Olinda. Llegan al castillo. A Oriana la alojan en la Torre de la Huerta, el mejor sitio del castillo (donde Apolidón hizo sus mejores encantamientos y donde residía habitualmente). La torre tiene tres plantas, con tres habitaciones en cada una. Está plantada en medio de una huerta que está rodeada de un alto muro de canto y betún. Hay muchos y frondosos árboles en la huerta, tanto frutales como ornamentales. Y fuentes, y flores,... La cara interna del muro está forrada de varios portales d los que penden redes doradas por donde entresale la vegetación. El suelo está enlosado con piedras preciosas traída de Oriente: unas rojas como rubíes, otras blancas como cristal. Cuatro fuentes rodean la huerta. De ellas mana el agua de las montañas que sale por cañerías de cobre con formas de animales para vertirse en pilas doradas y redondas. Esta agua sirve para regar la finca. Allí se aposentaron Oriana y Mabilia junto con otras damas. Amadís dispuso que fueran atendidas por un numeroso grupo de dueñas y doncellas. Oriana pidió que ningún caballero entrara en la huerta para preservar su intimidad hasta que ella consiguiera el perdón de su padre. Amadís accede por mantener el buen nombre de su amada, a pesar de su deseo de estar con ella. El resto de caballeros se distribuyen por la Ínsula, donde son atendidos y agasajados, todo a cuenta del pecunio de Amadís, derivado de las rentas que le proporciona la Ínsula Firme y de las generosas donaciones de su madre.

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