sábado, 22 de mayo de 2010

Libro III, Capítulo 81 (3 de 3)

Amadís, Cuadragante, Listorán y Landín se embarcan en la galera de Enil y se dirigen hacia la partte de la batalla donde pelea Florestán. Por el camino se topan con uno de los barcos de Florestán, al mando de Ysanes, un pariente suyo por parte materna. Ysanes les anuncia la victoria de Florestán. Ha capturado al duque de Ancona y al Arzobispo de Talancia. Amadís ordena que su flota se reagrupe alrededor de la nao romana con el estandarte imperial y hacer un consejo. Hacen balance de la batalla: ningún barco romano, incluidos bateles y botes, ha escapado. Ha sido una victoria completa. Bondajel de Roca espera preso en la galera. Sardamira le pide ayuda a Oriana para que no la maten o la deshonren y reclama a Florestán como su valedor. Florestán accede gustoso a serlo. Amadís se acerca y tranquiliza a la reina: si tiene a Florestán como valedor, nada tiene que temer. Florestán le dice a Sardamira que se trata de Amadís. Sardamira lo reconoce y elogia. Amadís la lleva junto a Oriana y charla con Mabilia. Oriana perdona a Sardamira por los malos ratos pasados porque sabe que hizo todo obligada por el Emperador. Llegan Agrajes y Olinda. Oriana se levanta presurosa para abrazarla. Y recibe cordialmente a Agrajes y a sus acompañantes, en especial a Gavarte del Val Temeroso. Amadís y Oriana decien, por el momento, mantener sus amoríos en secreto hasta llegar a la Ínsula Firme. Los caballeros discuten donde llevar a Oriana: a la Gaula, a Escocia, a la Ínsula Firme,...Llega Mabilia y les transmite el deseo de Oriana: quiere ir a la Ínsula Firme hasta que su padre la perdone. Todos los caballeros le prometen que estarán a su servicio hasta ser restituida en su reino. Cada uno retorna a su barco correspondiente. Escoltando a Oriana quedan Bruneo, Landín de Fajarque, Gordán (el hermano de Angriote), Sarquiles (el sobrino de Angriote), Orlandín (el hijo del conde de Irlanda) y Enil ( que tenía tres heridas pero callaba porque era sufrido y esforzado).
Y así la flota emprende el camino de retorno a la Ínsula Firme.

Y con este épico final concluye el TERCER TOMO de AMADÍS de GAULA.

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