viernes, 21 de mayo de 2010

Libro III, Capítulo 81 (2 de 3)

Los romanos, intuyendo malas intenciones de la flota que se les avecina, se preparan para la defensa. Distribuyen a los ballesteros. Brondajel está en la nave que lleva a Oriana. El primer grupo de la Ínsula Firme aborda la nave de Salustanquidio. El segundo grupo ataca la nave donde van el duque de Ancona y el Arzobispo de Talancia. El grupo de Amadís aborda la nave que porta el estandarte imperial. Le pide a Angriote que luche a su lado. Éste acepta sin dudar, por supuesto. Amadís intenta abarloar su nave con la imperial, pero los romanos lo impiden con flechas, lanzas, piedras, garfios y otros utensilios. Tantiles de Sobradisa, mayordomo de Briolanja, tiene una idea: lanzar desde el castillo una pesada ancla atada con una gruesa cadena para trabarla en la otra nave y, tirando, juntar los dos barcos. Ponen en práctica la idea con éxito. Amadís salta al abordaje flanqueado por Angriote y Bruneo. Aunque cae de rodillas sobre la cubierta enemiga, se levanta con rapidez. Sus compañeros le animan gritando su nombre. Lo oye Mabilia que corre a avisar a Oriana de que Amadís está a bordo para rescatarla. Amadís lucha con Brojandel de Roca, le golpe con la espada n el yelmo y Brojandel cae al suelo. Le quita el yelmo y le golpea en la cara con l pomo de su espada mientras le pregunta por el paradero de Oriana. Brojandel le señala el camarote cerrado. Amadís, con ayuda de Angriote y de Bruneo, derriba la puerta. Encuentran a Oriana y Mabilia. Amadís y Oriana se abrazan. Amadís sale a terminar la batalla. Da orden a Landín de Fajarque de que no se mate a aquellos romanos que se rindan.
Amadís pasa a la galera de Enil y Gandalín y abordan la gran nave de Salustanquidio, que ya había sido abordada por Agrajes. Cuadragante, que ya estaba a bordo, ayuda a Amadís a subir a la nave. Agrajes pelea con saña. Los romanos, al ver a Amadís, huyen arrojándose al agua o en pequeños botes hacia los barcos que todavía no han sido abordados. Agrajes lucha con Salustanquidio y le hiere en el brazo. Salustanquidio cae al suelo y pide clemencia. Agrajes, que ama profundamente a Olinda, no está dispuesto a perdonar al romano y le corta la cabeza. A continuación se reune con su amada Olinda.

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