domingo, 18 de julio de 2010

Libro IV, Capítulo 97 (3 de 5)

Briolanja sale a cubierta y ve a Trión prisionero. Agradece la inestimable ayuda de Cuadragante y sus hombres. Cuadragante le pregunta por el destino que le reserva a Trión. Éste se postra de rodillas ante la reina e implora su perdón. Briolanja, noble y generosa, le perdona la vida, pero ordena que lo encierren en una cámara. Brian viene herido: una saeta le ha atravesado escudo y brazo. Briolanja lo cura con presteza. La nave de Trión consigue escapar. Briolanja y sus amigos continúan viaje hacia la Ínsula Firme, ya sin contratiempos.
Amadís y sus amigos habían salido a holgar paseando por una vega cerca del castillo. Ven como se acercan barcos a la isla. Se dirigen al puerto y se topan con los escuderos de Brian y Cuadragante que les anuncian su llegada. Todos se reunen alegremente en la orilla del mar. Brian comenta, alegre, a Amadís el rico botín que traen. Amadís le ruega que se lo muestre. Brian envía una barca al navío donde monta Briolanja para desembarcar. Todos quieren besarle la mano, pero ella se niega, y reparte abrazos a diestro y siniestro. El abrazo a Amadís es el más largo y emotivo, pues no lo veía desde Fenusa, tras la batalla entre Lisuarte y Cildadán. Aunque ya no alberga esperanzas de casamiento con él, todavía sigue muy enamorada. Amadís le dice que su presencia va a ser motivo de alegría para Oriana y para todos los caballeros de la Ínsula Firme. Briolanja le responde que cuando recibió su carta, le faltó tiempo para embarcarse y reunirse con ellos.

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