martes, 13 de julio de 2010

Libro IV, Capítulo 96

Lisuarte se reune con Grumedán, Arbán y Guilán. Les pide consejo sobre lo que debe hacer en el conflicto con la Ínsula Firme. Reconoce que le han infligido un gran menoscabo y su orgullo exige una reparación satisfactoria. Arbán, sensato y leal, sabe que Lisuarte no tiene intención de hacer las paces con los insulofirmeños, pero le recuerda que los caballeros de la Ínsula Firme son fuertes, bravos y poderosos, como le demostraron cuando le servían, que su fama ha atraído a la flor y nata de la caballería de toda Europa incrementando su poderío. Por otra parte, le recuerda al rey que nunca hasta este momento se había encontrado tan desasistido de buenos caballeros, ya que los más nobles y fuertes se han ido con Amadís. Ahora están expuestos a sufrir los ataques de los enemigos de Gran Bretaña, antes frenados por la presencia de Amadís y sus amigos. Por último, le dice que le corresponde a Roma antes que a Lisuarte responder al supuesto agravio. Lisuarte acepta su consejo y decide enviar a Guilán a Roma. Llevará un mensaje para el Emperador: Lisuarte le entregó a su hija en contra de sus naturales. Por el camino, Amadís y los suyos asaltaron la comitiva y se llevaron a su hija a la Ínsula Firme. Ahora le toca a Roma responder a la afrenta. Lisuarte esperará la respuesta romana antes de actuar.
Guilán parte hacia Roma.
Lisuarte habla con Brandoibas y lo envía a la Ínsula Mongaza para que Galvanes envíe su ejercito en su ayuda, y que luego se dirija a Irlanda para pedir el auxilio del rey Cildadán. Con la misma misión, envía a Finispinel a Suecia, para que hable con el rey Gasquilán. Envía otros mensajeros en busca de más aliados. Manda acaparar armas y caballos por todo el reino.
.....................................
Arcaláus el Encantador, durante todo este tiempo, ha permanecido refugiado en sus castillos, rumiando su venganza contra Lisuarte y Amadís y meditando sus maléficos planes. Cuando le llegan las noticias del enfrentamiento entre Amadís y Lisuarte, cree que ha llegado su oportunidad, la hora de la revancha. Decide reclutar un tercer ejercito que luchará contra el mermado bando que venza en la confrontación Lisuarte-Amadís. Así obtendrá una fácil victoria y una venganza tanto sobre Lisuarte como sobre Amadís. Parte en busca de aliados: le explica sus planes al rey Arábigo y lo convence. Luego visita a Barsiñán hijo. Le propone que se una a él para vengar las muertes de su padre y de su hermano Gandalot. Barsiñán hijo acepta. Arcaláus también consigue el apoyo del rey de la Profunda Ínsula y de los familiares de Dardán el Soberbio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario