viernes, 26 de marzo de 2010

Libro III, Capítulo 74 (1 de 2)

Helisabad aconseja a Amadís que le escriba al Emperador de Constantinopla para darle a conocer por anticipado su aventura con el Endriago y pedirle ayuda para abastecer su barco y presentarse dignamente ante él. Como Helisabad ya conoce al Emperador, Amadís le pide que sea él mismo quien escriba la carta. Helisabad así lo hace. Envía el mensaje por medio de su fiel escudero y pariente y miembro de la tripulación. El mensajero llega a Constantinopla en tres días y le entrega la carta a su destinatario. El Emperador lee asombrado la misiva. Uno de sus cortesanos, el conde Saluder, ya conoce la fama del Caballero de la Verde Espada, puntualmente informado por su hermana Grasinda. El conde corrobora la identidad del CVE y asegura la veracidad de los hechos narrados en la carta. El Emperador decide ayudar al CVE y traerlo a su corte. Manda aparejar varios barcos con hombres y vituallas y los envía en busca del CVE y sus hombres. Al mando de la expedición va el conde Saluder y Gastiles, sobrino del Emperador, hijo de su hermana, la duquesa de Gajaste. En los barcos viajan varios artistas que medirán, estudiarán y harán bocetos del monstruo, con el fin de hacer una estatua de metal. El CVE ya los espera en la isla. Ha preparado el castillo para recibir a sus huéspedes con el mayor agasajo posible. Les muestra los restos del Endriago. Todos quedan espantados. Los artistas hacen sus mediciones y bosquejos. Permanecen tres días en la isla antes de partir hacia Constantinopla.
Cuando llegan, el pueblo recibe al CVE con entusiasmo. Amadís está ataviado con ricos ropajes que le regaló el rey de Bohemia. Se reune con el Emperador, que lo recibe cordialmente y lo invita a su palacio. Lo aposenta en una lujosas habitaciones junto con Helisabad y con la compañía de Gastiles y Saluder. El Emperador le pide a su esposa que agasaje al invitado. La Emperatriz lo hace con el mayor gusto. El CVE conversa amigablemente con la Emperatriz a pesar de la barrera del idioma: Helisabad le había enseñado los rudimentos de la lengua. El Emperador manda traer a su hija Leonila. Viene acompañada de dos infanta, hijas del rey Barandel de Hungría. Leonila es una niña de 9 años tan bonita como era Oriana a su edad. Tanto le recuerda a su amada que Amadís no puede contenerse y sus ojos se llenan de lágrimas. El Emperador lo advierte y quiere saber la causa. Gastiles le aconseja que le pregunte a Helisabad pues hace tiempo que lo conoce. El médico no sabe, pero sospecha que el CVE está enamorado y llora la ausencia de su amada. El Emperador quiere que el CVE se quede en su corte y le pide a Helisabad y a su esposa que le convenzan. Tanto el médico como la Emperatriz aconsejan al CVE que se quede en la corte imperial, pero éste declina la oferta. El Emperador le ofrece el oro y el moro, pero Amadís vuelve a rechazar cortésmente la proposición.

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