martes, 9 de marzo de 2010

Libro III, Capítulo 72 (1 de 2)

Amadís anduvo un tiempo por Romania, viviendo grandes aventuras y alcanzando grandes victorias, pero con la perenne congoja por estar lejos de su amada Oriana. Lloraba por las esquinas y Gandalín lo veía penar. Tras dos años de su partida de la Gaula llegan a Sadiana, puerto de mar rumano cercano a Grecia. Se topan con un grupo de damas y caballeros. Amadís, melancólico, los evita. Pero un caballero desafiante y una doncella se le acercan. La doncella le pide, por ruego de su señora que lo ha reconocido como al Caballero de la Verde Espada (CVE)-famoso por estas tierras-, que acuda junto a ella, pues tiene algo que decirle. Amadís accede a condición de saber primero que quiere el caballero prepotente que la acompaña. La doncella se muestra reticente pero termina por contárselo: el caballero, al conocer los deseos de su dama, se ha ofrecido a traer al CVE ante ella aunque sea a la fuerza. La doncella advierte a Amadís de que se trata de uno de los mejores caballeros de esas tierras. Amadís quiere saber de que es capaz ese caballero. Hace ademán de seguir su camino y el otro se interpone y le increpa: le llevará ante su dama ý le obligará a ir montado al revés, sujetando la cola de su caballo con la mano y con el escudo atado a la espalda. Si no accede, piensa matarlo. Luchan. Rompen lanzas y el caballero, llamado Brandasinel, cae al suelo. El escudo de Amadís se perfora y la punta de la lanza de su adversario llega a herirle en la garganta. Brandasinel queda tendido en el suelo como muerto. Gandalín lo examina: no está muerto. Lo reaniman. Amadís le pone la espada en el cuello y le conmina a presentarse ante su dama de la ridícula manera que había pensado para el CVE si quiere salvar su vida. Brandasinel, a pesar del deshonor y la vergüenza, accede. Amadís le dice a la doncella que avise a su señora, llamada Grasinda, de que van a presentarse ante ella.

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