martes, 8 de junio de 2010

Libro IV, Capítulo 87

¿Por qué tantos y tan dispuestos se ofrecían a Oriana? ¿Por las mercedes de ella recibidas?¿Porque conocían sus amores con Amadís? No, porque todavía no había alcanzado un status tan alto que le permitiera conceder mercedes y sus amores con Amadís se mantenían en total secreto. Era porque su templanza, cortesía y humildad habían cautivados sus voluntades. Porque los grandes que son altivos y desdeñosos son desamados por sus inferiores.
[...]
Oriana habla con Agrajes. Le expresa su confianza en él y cuanto le agradece a su padre que la hubiera acogido en su infancia y por concederle a Mabilia como fiel compañera. Le pide a Agrajes que interceda ante su padre para lograr que desaparezcan las desavenencias con Amadís. Agrajes le contesta que a pesar de los servicios prestados a Lisuarte, no le perdona su falta de agradecimiento tras el asunto de la isla Mongaza, arrebatada por Lisuarte a su tío Galvanes.
[...]
Se reunen con el resto del grupo. Agrajes no le quita ojo a Olinda.
[...]
Se envían embajadores al rey Lisuarte: Cuadragante y Bruneo.

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