miércoles, 2 de diciembre de 2009

Libro II, Capítulo 57

Al día siguiente, la Doncella de Dinamarca acude a Londres a conocer la la respuesta. A la corte ha llegado también Briolanja, con cien caballeros que la ayudan en la búsqueda de Amadís. La acompañan veinte doncellas, enlutadas hasta que aparezca el héroe. Lisuarte admite las condiciones de Beltenebros y la Doncella de Dinamarca corre a transmitir el mensaje a Oriana y a su amante. Llegan a la corte. La fama de Beltenebros y su lucha con Cuadragante y los gigantes les precede. El rey Lisuarte reune a sus caballeros con sus respectivas damas y comienzan las pruebas. El viejo escudero, de nombre Macandón, trae los trofeos. Lisuarte intenta desenfundar la espada y no puede. También lo intentan Galaor, Florestán, Galvanes, Grumedán, Brandoibas y Ladasín. Ninguno lo consigue. Solo Florestán consigue sacarla hasta un palmo. Galaor la saca tres dedos. Guilán el Cuidador lo prueba a continuación y consigue desenvainarla hasta la mitad. Cien caballeros más lo intentan y todos fracasan. Dragonís y Palomir la sacan tres dedos, como Galaor. El último en intentarlo es Beltenebros, que desenfunda totalmente la espada. Entonces la hoja cambia de color: de rojo ardiente a clara y limpia. Beltenebros se desprende de su vieja espada y la cambia por la nueva.
Sin pausa comienza la prueba del tocado: se lo prueban la reina, Briolanja, las infantas Eluida y Estrelleta, Aldeva y Olinda. Solo con la última reverdece un tanto el tocado. Luego lo intentan más de cien doncellas y dueñas y ninguna mejora el intento de Olinda. La última es Oriana y nada más colocarse el tocado, todas las flores reverdecen y hermosean. Macandón, que tiene todos los complementos preparados, le pide a Beltenebros que le arme caballero. Beltenebros accede y es nombrado al instante. Luego Beltenebros se ofrece a Lisuarte para ayudarle en su lucha contra Cildadán. Más tarde Oriana, Amadís y Enil regresan a la Fuente de los Tres Caños. Se topan con un escudero que reclama a Oriana en nombre de Arcaláus el Encantador. Beltenebros se niega. Arcaláus envía a su sobrino Lindoraque para que luche con Beltenebros y consiga el tocado para su amiga Madasima. Lindoraque es hijo de la hermana de Arcaláus y de Cantada, el gigante de la Montaña Defendida. En el primer encuentro, Lindoraque cae al suelo con un trozo de lanza clavado en en pecho. Intenta esquivar el segundo ataque de Beltenebros con tan mala fortuna que tropieza y cae sobre el trozo de lanza que se le clava más profundo, le atraviesa y sale por la espalda y muere. Arcaláus ataca, pero Beltenebros, de un golpe con su espada le hace pedazos la lanza. Arcaláus huye. Beltenebros corre tras él. Arcaláus arroja su escudo y, al perder peso, escapa con facilidad de su perseguidor. Beltenebros vuelve con su amada, envía a Enil junto a Lisurte para que le lleve la cabez de Lindoraque y la lanza y el escudo de Arcaláus.
Beltenebros y Oriana siguen su camino. Descansan junto a una fuente. Llegan a Miraflores donde les reciben Durín, Gandalín, la Doncella de Dinamarca y Mabilia.
El rey Lisuarte y Galaor se encuentran con una doncella que dice ser Urganda la Desconocida. Les entrega una carta a cada uno y se despide y se va. Cada uno lee su carta pero no son capaces de descifrar tan enigmáticas misivas, que hacen referencia a Beltenebros y a la próxima contienda con Cildadán. De regreso a Londres se topan con dos caballeros, los hermanos Bruneo de Bonamar y Branfil que se ofrecen al rey para el inminente combate. Bruneo es el enamorado de Melicia, la hermana de Amadís y Galaor. Galaor los acoge en su compañía. Llega Filispinel con la respuesta de los gigantes. Cuenta que son muchos, gigantes y caballeros irlandeses, y que antes de cuatro días desembarcarán en el puerto de Vega, donde queda emplazada la batalla. También cuenta que en la isla de Mongaza, en el Lago Ferviente, están Arbán de Norgales y Angriote de Estravaus, prisioneros de Gromadaza, la giganta esposa de Famongomadán. Allí sufren crueles tormentos en venganza por la muerte de Famongomadán y de su hijo.

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