viernes, 23 de octubre de 2009

Libro II, Capítulo 44

Amadís, sus hermanos y su primo Agrajes pasan los días en Sobradisa, el reino de Briolanja. Sin embargo, Amadís añora a Oriana y le pide permiso a la reina para volver con su amada. Durante el viaje de regreso encuentran a una joven acompañada de dos doncellas y cuatro escuderos. Es la hija de Isanjo, el gobernador de la Ínsula Firme. Ella les invita a visitar la isla, ya que solo les supondrá dos jornadas de demora en su viaje. Les habla del Arco de los Enamorados, un lugar donde se oye una melodiosa música si es traspasado por un verdadero enamorado, al tiempo que su nombre queda escrito sobre la piedra al instante. La doncella cuenta que, en cien años de existencia, solo dos nombres han aparecido escritos en la losa. Agrajes se propone ser el tercero. Amadís también quiere intentarlo. Amadís ya tenía noticias de la Ínsula Firme gracias a Arbán, el rey de Norgales.
Llegan hasta donde Isanjo ha acampado, que los recibe cordialmente, los agasaja y da acomodo. Al día siguiente embarcan hacia la isla. Cuando llegan a la Ínsula, entran en el palacio. En el patio descubren cientos de escudos apoyados en el suelo, diez colgados un poco más arriba y dos más, colgados en todo lo alto. Los escudos pertenecen a los caballeros que han intentado entrar en la cámara defendida: los del suelo son de aquellos que no alcanzaron el padrón de cobre, los diez intermedios, de los que lo alcanzaron pero no lo sobrepasaron, y los dos más altos, uno pertenece al que superó el padrón de cobre pero no alcanzó el padrón de mármol y el otro, el más eminente, al caballero que alcanzó el padrón de mármol, aunque no llegó a sobrepasarlo. Amadís repasa los escudos. Descubre el de Arcaláus entre los diez intermedios, el del rey Abiés de Irlanda que es el segundo de los dos más altos. El más alto pertenece a Cuadragante, hermano del rey Abiés. Luego acompaña a su primo al Arco de los Enamorados. Agrajes lo atraviesa y, súbitamente, suena una agradable melodía y su nombre aparece escrito en la piedra a continuación de otros dos: Mandanil, hijo del duque de Borgoña, y Bruneo de Bonamar, hijo de Valladós, marqués de Troque. Mandanil ama a Guinda Flamenca, Señora de Flandes. Bruneo ama a Melicia, hermana de Amadís e hija de Perión. Amadís también se coloca bajo el Arco. La música que surge es extremadamente melodiosa y su nombre queda inscrito de inmediato.
Mientras tanto, Galaor y Florestán intentan penetrar en la cámara encantada. Florestán supera el padrón de cobre y alcanza el de mármol, pero allí pierde toda su fuerza y cae desvanecido y es expulsado afuera por una fuerza misteriosa. Galaor lo intenta. Llega hasta el padrón de mármol y lo abraza con fuerza, pero al poco también se desvanece y es expulsado. Ardián el enano viendo a los dos caballeros tendidos en el suelo, como muertos, corre a pedir ayuda a Amadís. Agrajes también intenta entrar en la cámara pero cae entre el padrón de cobre y el de mármol. Ya solo queda Amadís por intentarlo: supera con esfuerzo tanto el padrón de cobre como el de mármol y llega hasta la puerta de la estancia. Una mano aparece por el quicio y le coge la suya, al tiempo que una voz le declara Señor de la Ínsula Firme.
Isanjo y el resto de habitantes de la isla le homenajean y le rinden vasallaje.
Mientras, Oriana, despechada y celosa por el asunto de la espada rota y Ardián el enano (ver cap.40), le escribe una carta a Amadís poniéndole a caldo, declarando que se siente engañada. Envía la carta mediante un doncel, Durín, hermano de la Doncella de Dinamarca. Le encarga que le cuente la reacción de Amadís al leer su carta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario