lunes, 30 de agosto de 2010

Libro IV, Capítulo 106 (1 de 4)

Giontes, tras su encuentro con Grasandor, llega a Roma. Allí apresuran los preparativos y la flota romana, armada y pertrechada, zarpa presta hacia Gran Bretaña. La expedición romana arriba sin novedad a las cercanías de Vindilisora. Lisuarte, junto al rey Cildadán, sale a recibir a sus aliados. Los aposenta para que descansen de tan agotadora travesía. Patín está ansioso por combatir, pero Lisuarte sabe cuan necesario es el descanso para la tropa. Descansan ocho días.
Durante ese tiempo, el Emperador y otros caballeros, entre los que está Arquisil, su primo, han salido una mañana a pasear a caballo. Ven llegar a un caballero y a su escudero. Es Enil, sobrino de Gandales. Enil saluda al grupo. Le preguntan que quiere. Enil se presenta como emisario de Amadís, Señor de la Ínsula Firme. Viene en busca de Arquisil. Éste se da a conocer y le pregunta que quiere de él. Enil le recuerda que Amadís, con el sobrenombre de Caballero de la Verde Espada, se enfrentó a Garadán y a otros once caballeros durante el conflicto entre Roma y Bohemia. Amadís los venció. Uno de los vencidos fue Arquisil. Amadís le perdonó la vida con la condición de que quedara a su disposición en cuanto se lo reclamara. Ese momento ha llegado y Amadís espera que Arquisil cumpla con su obligación. Arquisil reconoce que está en deuda con Amadís y le pide permiso al Emperador de Roma para abandonar su puesto, ya que no puede combatir contra él. Patín, de carácter explosivo, le dice a Enil que pronto expulsará a patadas a Amadís de esa cueva de ladrones que es la Ínsula Firme, donde se esconde. A Arquisil le permite que se retire y le promete que pronto le liberará de esa obligación a la que está sometido. Enil, sañudo y sin temor, responde que Amadís ya conoce a Patín. Que de aquel encuentro caballeril, el Emperador no salió tan bien librado. Y lo que le espera va a ser tanto o más difícil que ese primer combate.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Libro IV, Capítulo 105 (4 de 4)

Briolanja le ordena a Trión que se ponga a disposición de Amadís. Trión obedece con presteza. El resto de la concurrencia, damas y caballeros, alaban la belleza, el buen juicio y la clemencia de la reina. Perión se despide de las damas. Briolanja le encarga a Agrajes que presente a Trión a Amadís y le cuente su historia.
Perión llega al real al mismo tiempo que Balais de Cascante que viene acompañado de veinte caballeros. Balais fue uno de los caballeros liberados por Amadís del castillo de Arcaláus. Fue quien decapitó a la doncella que tan arteramente enfrentó a Amadís con Galaor. Balais informa de que Lisuarte está acampado cerca de Vindilisora con casi seis mil caballeros y numerosos soldados de a pie. Ya ha llegado la gran flota romana y también Gasquilán de Suecia con 800 caballeros y el rey Cildarán con 200 más. Balais cree que no se moverán en 15 días porque los romanos han llegado muy fatigados tras la larga travesía marítima. Balais sabe todas estas noticias porque posee un castillo próximo a Vindilisora, y su gente le informa cumplidamente de lo que acaece en sus cercanías.
Al día siguiente llega Helisabad con 500 caballeros y arqueros. Amadís lo recibe junto a Angriote y Bruneo. Los aposentan en el real. Libeo, sobrino de Helisabad, comanda las tropas. Llevan a Helisabad ante Perión. Amadís se lo presenta a su padre. Perión le agradece que sanara a su hijo tras el combate contra el Endriago. Helisabad trae noticias: Patín zarpó de Roma al mando de diez mil caballeros y Gastiles, sobrino del Emperador de Constantinopla, llegará con 8000 caballeros a la Ínsula Firme en unos tres días.

martes, 24 de agosto de 2010

Libro IV, Capítulo 105 (3 de 4)

Mientras Perión habla con Oriana, Grasandor y Agrajes hacen lo mismo con Sardamira, Briolanja, Olinda y el resto de las damas. Grasandor se maravilla de la belleza de Oriana y de las otras mujeres, pero queda prendado de Mabilia nada más verla. Y se enamora. Grasandor es un joven caballero que apenas ha salido de Bohemia. Le pide a Agrajes informes sobre las damas, en especial de Mabilia. Agrajes le cuenta sonriendo que se trata de su propia hermana, la mujer de mejor talante que conoce y la más digna de ser amada. Grasandor calla íntimamente arrebolado.
Briolanja le dice a Agrajes que quiere hablar con él y con Cuadragante y Brian. Agrajes envía a un sirviente en busca de los dos caballeros. Cuando llegan, los tres se reunen con Briolanja. La reina les pide consejo sobre el destino de Trión, hijo del usurpador Abiseos. Por un lado, cree que merece un castigo por su traición, pero por otro, Briolanja se siente obligado a protegerle, quizás porque ha sido mal aconsejado desde su infancia. Brian le recomienda clemencia. Los otros dos están de acuerdo. Briolanja hace traer a Trión, que llega humilde y pacífico. Briolanja le recuerda la traición de su padre y la que él mismo ha cometido. Por otro lado, ella dice que tiene en cuenta su inexperta juventud, los malos consejeros que ha sufrido y los lazos de sangre (Briolanja y Trión son primos). La reina, antes de tomar una decisión sobre él, quiere saber cuales son sus intenciones. Trión reconoce que ella es la legítima reina de Sobradisa y le pide perdón por su alevosa traición. Se ofrece para ser su más leal vasallo. Briolanja le perdona y le deja libre. Trión se hinca de rodillas y le besa las manos. De ahora en adelante, será el caballero más leal a Briolanja de toda Sobradisa.

martes, 10 de agosto de 2010

Libro IV, Capítulo 105 (2 de 4)

El rey Perión es quien llega primero, por cercanía y premura. Es recibido con manifestaciones de alegría. Toda la Ínsula Firme le homenajea a su llegada.
Oriana está triste. Maldice esta discordia que enfrenta a su padre con su amado. Las señoras que la acompañan intentan consolarla y distraerla. La suben a una alta torre del castillo y le muestran el despliegue de tropas en la explanada que hay frente a la fortificación. Mabilia le pregunta si no cree que tiene al mejor amigo y servidor del mundo. Oriana contesta que está en una cruel disyuntiva entre el amor de su vida y su padre, a quien ama a pesar de la injusticia que con ella cometió. Teme perder a alguno de los dos y de ahí su tristeza.
Oriana llora y Mabilia la intenta consolar. Al rato, se retiran a sus habitaciones.
Perión, acompañado de Grasandor y Agrajes, quiere visitar a Oriana. Le solicita audiencia. Oriana le recibe acompañada del resto de las damas. Se saludan con cordial cortesía. Perión saluda también al resto de damas. Mabilia quiere arrodillarse ante él, pero el rey se lo impide y la abraza con cariño. Le dice a su sobrina que pronto llegará Gandalín con su hija Melicia para acompañarlas. Mabilia se alegra por la inminente llegada de su prima. Oriana también tiene ganas de conocerla.
Perión le dice a Oriana que ha venido a servirla y que mucho se extraña de la actitud de Lisuarte y de su empecinamiento en una decisión palmariamente errónea. Oriana señala que Perión se merece la fama que tiene en el mundo entero de hombre preclaro, y que es un digno padre de tan dignos hijos. Le pide que si hay una mínima posibilidad de mediar ante su padre para evitar el conflicto, que interceda. Perión se lo promete aunque piensa que ya es demasiado tarde. Oriana le agradece su intención.

lunes, 9 de agosto de 2010

Libro IV, Capítulo 105 (1 de 4)

Grasandor parte en una fusta hacia la Ínsula Firme con veinte caballeros escogidos. Durante la travesía, una noche se topa con la nave de Giontes que va hacia Roma por mandato de Lisuarte. Grasandor aborda la nave que va sin protección y apresa a Giontes. Le interroga: Giontes le dice que s caballero del rey Lisuarte y le pide que le deje libre para poder cumplir con la misión que le ha encomendado su rey. Grasandor, aunque van a ser próximos adversarios, le promete la libertad si se identifica y explica su misión. Giontes le cuenta todo y Grasandor le deja marchar libremente.
Cada uno retoma su rumbo. Grasandor envía un mensajero a su padre, el rey Tafinor, para que le cuente la misión de Giontes en Roma y para que acelere el envío de tropas a la Ínsula Firme al mando del conde Galtines.
Grasandor llega a la Ínsula Firme. Es recibido por Amadís, Cuadragante y Agrajes, con gran alegría. Grasandor dice que viene en compensación a los grandes favores que Amadís le hizo al reino de Bohemia. Les cuenta su encuentro con Giontes y su misión en Roma. Y de como ha avisado a su padre para que acelere en envío de tropas de refuerzo y lleguen antes que los romanos.
Amadís aposenta a Grasandor y a sus hombres.
Todos los caballeros de la Ínsula Firme pasan a visitarle y honrarle. Grasandor les recibe enorgullecido de tanta atención por gente de tanta valía.
Conocido el informe de Grasandor, los caballeros de la Ínsula Firme deciden avisar al resto de aliados para que también aceleren su llegada. Así, el rey Perión llega con 3000 caballeros; el rey Tafinor envía 1500 caballeros; Tantiles, 1200; Branfil, el hermano de Bruneo, llega con 600; Landín, sobrino de Cuadragante, con 600 caballeros irlandeses; el rey Ladasán de España envía 2000 caballeros; Gandales trae 1500 caballeros escoceses enviados por el rey Languines, padre de Agrajes; Gastiles, sobrino del Emperador de Constantinopla, llega con 8000 caballeros.

jueves, 5 de agosto de 2010

Libro IV, Capítulo 104 (2 de 2)

Guilán llega a Gran Bretaña y le cuenta a Lisuarte como le han ido sus gestiones. Le transmite sus dudas sobre la capacidad de Patín y de sus hombres. Lisuarte responde que él confía en Guilán para que comande sus tropas y las de los romanos y así suplir la incapacidad de los aliados.
Lisuarte se entera que Amadís se ha aliado con el Emperador de Constantinopla, el rey Perión y el rey Tafinor. También descubre que el rey Arábigo y Barsiñán hijo preparan un gran ejercito aunque todavía no se sabe con que intenciones.
Llega Brandoibás de Irlanda: el rey Cildadán enviará tropas en apoyo de Lisuarte. Galvanes Sin Tierra envía un mensaje. Le suplica a Lisuarte que no le fuerze a luchar contra Amadís y contra su sobrino Agrajes. Está dispuesto a renunciar a la Ínsula Mongaza si Lisuarte se empeña en mantener el vasallaje. Lisuarte reconoce que es una obligación desmedida y permite que Galvanes se inhiba y que conserve la Ínsula Mongaza. Ya habrán otras ocasiones para cumplir con su vasallaje.
lega Filispinel con buenas nuevas: El rey Gasquilán de Suecia les apoya y enviará fuerzas.
Lisuarte envía a su sobrino Giontes a Roma con un mensaje para Patín: concentrará sus fuerzas cerca de Vindilisora. Allí aguardará al ejercito de Patín y al resto de aliados para emprender juntos la campaña contra la Ínsula Firme.
Giontes parte hacia Roma.

martes, 3 de agosto de 2010

Libro IV, Capítulo 104 (1 de 2)

Guilán, tras veinte días de travesía, llega a Roma. Patín le recibe con gran despliegue de fasto y alharacas. El Emperador esperaba recibir a su prometida Oriana escoltada por su primo Salustanquidio. Hace ya un tiempo que recibió una carta de Salustanquidio anunciado su pronta llegada y ya se estaba impacientando por su tardanza. Patín reconoce a Guilán. Lo había visto en la corte de Lisuarte cuando visitó la Gran Bretaña. Le pregunta, confiado, donde ha dejado a Oriana y Salustanquidio. Guilán le presenta la carta de creencia de Lisuarte y le cuenta lo sucedido: la partida de la expedición romana, el ataque de los caballeros de la Ínsula Firme, la muerte de Salustanquidio, la captura de Brojandel, el Arzobispo de Talancia, el Duque de Ancona....y Oriana conducida con Sardamira a la Ínsula Firme. El rey Lisuarte no ha querido emprender una acción de rescate hasta saber lo que Patín quiere hacer. El Emperador queda abrumado aunque acierta a contestar que es a él a quien corresponde responder a esta afrenta. Guilán ofrece las fuerzas de Lisuarte para una acción conjunta.
Guilán parte de regreso a Gran Bretaña. No está contento. Patín le transmite una pobre impresión: cree que es un hombre desconcertado y de frágil voluntad. La ineptitud del jefe será fácil encontrarla entre los que manda. Un aliado así solo puede traer mengua y deshonra para el rey Lisuarte. Todo el camino de vuelta va lamentado que los errores de Lisuarte hayan conducido a la pérdida de unos caballeros tan valiosos como Amadís y sus amigos y que ahora los tengan como adversarios.