sábado, 30 de enero de 2010

Libro III, Capítulo 65 (3 de 3)

Cuando el barco pasa cerca de la peña, la giganta les dispara flechas a destajo. Una de ellas le atraviesa el muslo a Bruneo. La giganta resbala y cae al agua. Desde el barco le disparan flechas, pero ella las esquiva buceando hasta la orilla. Cuando sale del agua, Amadís y Cildarán consiguen herirla con sendas flechas. La giganta consigue huir con las saetas clavadas en su cuerpo y se esconde entre los arbustos. Los del barco quieren desembarcar para atraparla y matarla, pero la gravedad de la herida de Bruneo les hace desistir de la idea. Deciden continuar viaje hasta la Gaula. Llevan a dos prisioneros del gigante, naturales de la Gaula, que les cuentan la historia de la giganta enfatizando su maldad. Andandona aún tiene tiempo a encaramarse a un otero y, con el puño en alto, gritarles agrias amenazas. Ya en alta mar, Amadís le cuenta a Galaor los últimos acontecimientos: su distanciamiento de Lisuarte, la boda de Madasima y Galvanes, la expedición a Mongaza. Galaor se entristece con estas nuevas. En un aparte le pregunta por la razón que le impulsó a apartarse del mundo bajo el nombre de Beltenebros. Amadís le contesta con evasivas y Galaor no insiste. Llegan al pueblo de Mostrol en la Gaula donde les esperan el rey Perión y la reina. Amadís les envía un mensajero que les dice que viene acompañado de Bruneo y Cildadán, pero nada dice de Galaor. Perión se alegra, pues sabía el afecto de Bruneo por sus hijos y de Cildadán pensaba obtener noticias de Galaor. Amadís y Galaor desembarcan y se dirigen directamente al castillo a ver a su madre. Se hacen anunciar sin desvelar su identidad hasta el último momento. La reina cuando los ve, se desmaya de la emoción: no veía a Galaor desde que fue raptado por el gigante. Sus hijos la atienden presto, y cuando se recupera, todo son alegrías y alharacas. Amadís le habla de la herida de Bruneo. La reina lo dispone todo para atenderlo. Melicia se ofrece para cuidarlo. Amadís pondera las virtudes caballeriles de Bruneo,... además de ser un amador de excepción, como demuestra su paso por el Arco de los Enamorados (con gran sonrojo de Melicia, enamorada de Bruneo). Llega Perión acompañado de Cildadán. Más besos, abrazos y lagrimas de emoción. Traen a Bruneo y lo alojan en palacio. La reina y Melicia se encargan personalmente de su cuidado. La reina se va y Melicia y Bruneo cuchichean un rato. Melicia le cambia la cura y lo deja descansar. Al salir de la alcoba se tropieza con Lasindo, escudero de Bruneo, que ya estaba en el ajo. Intercambian palabras al respecto.
Galaor se reune con Amadís, Perión y Cildadán. Les pide consejo respecto a su relación con Lisuarte. ¿Debe permanecer con él o irse con Amadís? ¿Tiene que despedirse de Lisuarte o largarse a la francesa? Perión le dice que no hay deshonra en abandonar a Lisuarte para seguir a su hermano. Galaor quiere presentarse ante Lisuarte antes de decidir si lo abandona o no. Cildadán lo acompañará, ya que la derrota sufrida ante Amadís lo ha puesto a servicio de Lisuarte. Zarpan al día siguiente con destino a Gran Bretaña.
Mientras tanto, Lisuarte ha conocido la derrota de su ejercito en Mongaza y prepara un rápido contrataque. Tres días antes de embarcar sale de cacería acompañado de su mujer y su hija, para relajarse antes de la batalla. Pero su mente está en la derrota de Mongaza.

Libro III, Capítulo 65, (2 de 3)

En el primer envite, Amadís derriba al gigante que cae arrastrando al suelo a su propio caballo. Le cae encima y le parte la pierna. El gigante queda atrapado por el peso de su caballo y con la pierna rota. Amadís se vuelve en ayuda a su hermano. Bruneo ya ha matado al sobrino del gigante y hace estragos en el resto de atacantes. Galaor y Cildadán consiguen nuevas monturas y continúan con bravura la lucha. Los atacantes se ven derrotados y emprenden la retirada hacia el castillo. Al llegar allí, nadie les abre la puerta por orden previa del gigante. Al verse atrapados, se postran ante Amadís pidiendo clemencia. Galaor y los otros pretender exterminarlos pero Amadís no lo permite. Todos juntos se acercan al gigante y le liberan del peso del caballo. Galaor, que conoce y aprecia a su hijo Gasquilán, Rey de Suecia, intercede por él y le perdonan la vida. Aunque Amadís le hace prometer que se convertirá en un buen cristiano, y con él, todos sus seguidores, y que liberará a todos sus prisioneros. El gigante accede y solicita que lo lleven al castillo. Ya en su interior, Galaor y Amadís se abrazan fraternalmente. Liberan a los prisioneros que son casi un centenar: treinta caballeros y más de cuarenta dueñas y doncellas. Amadís los envía ante la reina Brisena para que le presenten sus respetos. Se marchan en barcos cedidos por el propio Amadís. Después de comer visitan al gigante en su alcoba, donde le cuida y cura su hermana, la giganta Andandona, quince años mayor que él y que lo había criado como un hijo. Era grande, fuerte y fea, de pelo cano y crespo y desgreñado. Muy hábil con el arco, cazaba fieras y alimañas y se vestía con sus pieles. Odiaba a los cristianos y, como se verá, indujo a su hermano a luchar contra la cristiandad hasta que Perión acabó con él.
Los hermanos le piden que ratifique su promesa de convertirse en cristiano. El gigante lo hace. Amadís y los suyos zarpan hacia la Gaula. La giganta Andandona les espera emboscada en lo alto de una peña costera...

viernes, 29 de enero de 2010

Libro III, Capítulo 65, (1 de 3)

Amadís se quedó en la Ínsula Firme con Bruneo y Don Gandales. Éste le cuenta sus conversaciones con Brisena y lo que pasó con Mabilia y Oriana. Le entrega la carta de Mabilia donde le escribe que Oriana está preñada. Amadís, embargado de emoción, llora y le invade la melancolía. Decide embarcar con destino a la Gaula. Zarpan. A los pocos días se topan con una hermosa isla. Deciden detenerse y explorarla. El capitán de la nao les intenta disuadir: es la Ínsula Triste, morada del gigante Madarque. En los últimos quince años, cualquier intruso, fuera caballero, doncella o dueña, ha sido muerto o apresado. A pesar del aviso del capitán, persisten en su idea pero tomando precauciones: desembarcan Amadís y Bruneo, bien armados y acompañados de dos escuderos, Gandalín y Lasindo. Cabalgan por la isla, ascienden a la cima de una montaña desde donde ven un castillo que suponen del gigante. Oyen un sonido de cuerno que proviene del castillo. Por el capitán saben que se trata de la señal de salida del gigante para exterminar a sus enemigos, si sus vasallos son incapaces de hacerlo. Nuestros héroes avanzan. De pronto oyen un fuerte estrépito de golpes, lanzas y espadas. Se acercan y descubren a dos caballeros con sendos escuderos rodeados de una multitud que quiere acabar con ellos, aunque los cuatro se defienden bravamente. Se acerca un enano. Es Ardán. Le dice a Amadís que los caballeros son Galaor y el rey Cildadán, que se encuentran en dificultades y que los socorra. Amadís y Bruneo se lanzan en su auxilio. En ese momento llega Madarque, montado a caballo y armado con un pesado venablo. Amadís envía a Bruneo en defensa de su hermano y él se queda para enfrentarse al gigante.

sábado, 23 de enero de 2010

Glosario: Letra D

Daganel:(cap 8) Primo del rey Abiés de Irlanda. Muerto en combate por Perión.
Daganel: Prisión de Arcaláus, donde encierra a Lisuarte (cap 34)
Dandales de Sadoca:(cap 67) Caballero de la Ínsula Firme. Participa en la Batalla de Mongaza.
Dandasino: Hijo de Andaguel, el Gigante Viejo (cap 65)
Daniel: Caballero del rey Cildadán. Derrotado por Floristán. (cap 58)
Darasión: Hijo de Abiseos. (cap22)
Dardán: (cap 13) Le niega hospitalidad a Amadís. Posteriormente, Amadís le vencerá en un Juicio de Dios y Dardán se suicidará.
Darioleta:(cap1) Doncella de Elisena. Favorece los amores secretos de su ama con Perión. Decide arrojar al agua al bebé Amadís en un arca
Dinadaus:(cap1) Sobrino y Caballero de Lisuarte.
Dinarda: (cap 69) Hija de Ardán Canileo, se hace pasar por muda para vengar a su padre.
Doncel de Arcaláus:(cap 35) Enlace entre Arcaláus y Barsiñán.
Doncel del Mar:(cap 2) Sobrenombre de Amadís.
Doncella 1ª de la Fuente de los 3 olmos:(cap43) Amante de Floristán.
Doncella 2ª de la Fuente de los 3 olmos:(cap43) Amante de Galaor.
Doncella 3ª de la Fuente de los 3 olmos:(cap43) Amada del Caballero Triste.
Doncella de Bristoya:(cap16) Sirviente de Aldeva. Le consigue a Galaor como amante. Apresada por el Duque de Bristoya, es liberada por Agrajes y Galvanes Sin Tierra.
Doncella de Dinamarca:(cap5) Al servicio de Oriana. Interviene profusamente en la historia.
Doncella de la Casa de Agrajes:(cap6) Violada por Galpano, vengada por Amadís.
Doncella de la vara:(cap26) Raptada por Gasinán, es liberada por Galaor, pero termina enamorándose de su raptor.
Doncella del Arca:(cap 18) Sobrina de Urganda. Libra a Amadís del hechizo de Arcaláus.
Doncella del caballero de la Fuente:(cap21) Persigue a Galaor en busca de venganza por la muerte de su amado.
Doncella del camino:(cap ?) Guía a Galaor en la búsqueda del Caballero de la Floresta (Florestán)
Doncella del cap 29-34: Es la Doncella Traicionera.
Doncella del cap 28: Es salvada por Balais de ser violada por cinco ladrones.
Doncella del castillo de Bradoid:(cap 11) Sobrina de la dueña del castillo de Bradoid. Apresa con encantamientos al caballero liberado de Bradoid. Urganda la hechiza y la fuerza a suicidarse.
Doncella Encantadora: (cap 130) Hechicera y Señora de la isla que lleva su nombre.

Doncella enlutada: (cap 33) Traicionera agente de Madasima.
Doncella rival de Urganda: (cap 22) Rival amorosa de Urganda.
Doncella traicionera: (cap29) Agente de Arcaláus. Le tiende una celada a Lisuarte.
Dragonís: (cap 58) Caballero de Lisuarte. Luego, caballero de la Ínsula Firme. Es cohermano (primo) de Amadís.
Dramís: (cap 22) Hijo de Abiseos.
Dueña de la estatua: (cap 21) También llamada Grovenesa (distinta de la Grovenesa de Angriote). Tía de Briolanja.
Dueña de Guirnalda: (cap 1) Esposa de Languines, madre de Agrajes y de Mabilia.
Dueña noruega: (cap 130) Madre de la doncella secuestrada por el Señor de la Gran Torre de la Ribera. El marido de la dueña es primo de Grumedán
Duque de Suecia: (cap 121) Ver Suecia, Duque de.

Durín: (cap 44) Hermano de la Doncella de Dinamarca.

viernes, 22 de enero de 2010

Libro III, Prefacio. Tercera parte.

Gandales y Sadamón regresan a la Ínsula Firme. Se reúnen con Amadís y le informan de sus gestiones. Le hablan de Gasquilán y de su deseo de competir con Amadís. Cuadragante, Brian y otros se mofan entre risas de tan descabellado propósito. Listorán de la Torre Blanca ya le conoce. Amadís le pide que le informe: Listorán le cuenta quienes eran sus padres, como alcanzó su trono, su historial caballeresco. Cuenta como compitieron en un torneo, como se derribaron mutuamente aunque la victoria final fue para Gasquilán, "a los puntos". Llegan los capitanes de las naos: Están dispuestas para zarpar. Embarcan armas, caballos y caballeros. Amadís los despide emocionado. Cuadragante le muestra su pendón: doce doncellas con flores blancas en las manos. Amadís les das consejos de como conducirse y los despide. Con él se quedan Bruneo y Gandales. En la nave de vanguardia van Madasima y Galvanes. Tras siete días de navegación alcanzan las costas de Mongaza, cerca del castillo del Lago Ferviente donde se acantonan más de trescientos caballeros mandados por el Conde Latine y por Galdar de Rascuil. Los de la Ínsula Firme intentan desembarcar en silencio sin que lo adviertan los del castillo. Pero al alba son descubiertos y del castillo salen dos grupos, uno al mando de Latine y el otro por Galdar, y atacan a los de la Ínsula Firme. El conde Latine ataca al grupo donde van Galvanes, Agrajes, Gavarte, Orlandín, Osinán de Borgoña y Mandacil de la Puente de Plata. El de Galdar, al grupo de Florestán, Cuadragante, Brian y Angriote. Se produce uina terrible contienda de lanzas, saetas y piedras, con muchos muertos y heridos. Los del castillo consiguen impedir el desembarco durante varias horas. Florestán está en un batel con Enil y con su primo Amorantes de Salvatierra. En otro están Brián, Comán y Nicorán. En otro Cuadragante con Landín y Orián el Valiente. Angriote está con su hermano Gradovo y su sobrino Sarquiles. Florestán, impaciente, propone lanzarse al agua a caballo y ganar tierra. Los otros le gritan que todavía están muy lejos de la orilla y las aguas son muy profundas, salvo Brian que secunda su decisión. Ambos se arrojan al agua seguidos de sus compañeros. A continuación les imitan Cuadragante y Angriote. Todos juntos luchan en el agua contra innumerables contrarios que les impiden alcanzar la orilla. Dragonís y Palomir, con el agua al cuello, porfían y empujan hasta alcanzar un lugar donde el agua les llega a la cintura. Con gran esfuerzo, los caballeros de la Ínsula Firme consiguen tomar tierra. Galdar, que lo ve, se achanta y ordena el repliegue de sus fuerzas. Es atacado por Florestán y Brian y cae al suelo malherido. Sus hombres le recogen y lo montan en otro caballo. Se retiran y ven que el conde Latine hace lo mismo, porque Agrajes y Galvanes han conseguido tomar su posición. Latine había encerrado en la prisión del castillo a Dandasido, hijo del Gigante Viejo, junto con veinte hombres de la zona, por sospechar que le eran desafectos. Durante la batalla, los carceleros se asoman para contemplarla a las ventanas de la torre. Dandasido y sus compañeros lo aprovechan para escapar. Cogen desprevenidos a los carceleros, los matan y se apoderan de la torre. En la villa, la gente del pueblo llano advierte la toma del castillo y también se sublevan. Latine y Galdar, pillados entre dos frentes, solo aciertan a refugiarse en una casa. Galvanes, Cuadragante y Angriote escoltan a Madasima hasta la villa. Más de cien villanos salen a recibirla y se postran ante ella y su marido. Dandasido también entrega el castillo a Madasima. Ymosil y Agrajes pretenden exterminar a todos los hombres de Lisuarte, pero Cuadragante y Florestán se oponen. Creen que pueden ser útiles como rehenes. Angriote y Gavarte consiguen la rendición de Latine, Galdar y sus hombres.
Al día siguiente llegan noticias del desembarco de Arbán y Gasquilán al mando de tres mil caballeros. Deciden esperarlos en la villa, para descansar y recuperarse de la batalla.

jueves, 21 de enero de 2010

Libro III, Prefacio. Segunda parte.

Dos leguas antes de llegar a su destino, los doce caballeros se encuentran con Amadís que viene acompañado por dos mil trescientos caballeros muy bien armados. Amadís los recibe con alegría. Llega Cendal. Ve la multitud de buenos caballeros que rodean a Amadís y sus ojos se humedecen al pensar en la gran pérdida que ha sufrido su rey. Pero se recompone presto y se planta ante Amadís. Le transmite el desafió de Lisuarte: que no osen recuperar Mongaza y que ninguno de los caballeros de la Ínsula Firme se atreva a poner sus pies en tierra de Lisuarte bajo pena de muerte. Cuadragante le responde que no tiene ninguna obligación con Lisuarte y que tenga cuidado con él. Amadís decide consensuar una respuesta al rey entre todos sus compañeros. Invita a Cendal a su ínsula y le propone que pase por el Arco de los Enamorados. Cendal se maravilla de tan feraces campos y tan fuertes castillos. Amadís lo aloja en su mejor posada.
Dragonís y Palomir son hijos de Grasujis, rey de la Alemania Profunda, y de Saduva, hermana del rey Perión de Gaula. Como éstos, muchos otros caballeros de la Ínsula Firme son de linaje real, ducal o condal y todos ellos han traído gentes y barcos de sus respectivos paises con el objetivo de conquistar Mongaza. Dragonís y Palomir designan a un caballero de su reino, Sadamón, como portador del mensaje de respuesta a Lisuarte: ya que el rey les amenaza y desafía, que se guarde de ellos, que en cuanto estén preparados tienen intención de conquistar Mongaza y restituir a Galvanes en el lugar que se merece.
Amadís, por su parte, envía a don Gandales con un mensaje personal para el rey: no teme a su desafío, no sospechaba de su ingratitud y le pesa haberle servido, aunque no piensa conquistar Mongaza por deferencia a la reina Brisena. Pero que si Lisuarte quiere su enemistad, la tiene plenamente. Agrajes le dice a Gandales que transmita a la reina su deseo de que su hermana Mabilia abandone la corte de Lisuarte (con pesadumbre para Amadís, pues contaba con Mabilia para mantener su relación con Oriana, mas no se atrevió a contradecirle). Cendal, Gandales y Sadamón parten juntos a cumplir su misión. En diez días llegan a la corte de Lisuarte. Sadamón transmite su mensaje y dice que no habrá paz entre ellos hasta que Lisuarte no restituya a Madasima y Galvanes en el trono de Mongaza. Lisuarte se niega. Gandales le transmite el mensaje personal de Amadís. Todos aprecian su lealtad. El rey los invita a comer junto con sus caballeros. Después de comer Gandales visita a la reina y le transmite el mensaje de Agrajes. Oriana llora, Mabilia Llora. Don Gandales dice que la llevará junto a la reina Elisena de Gaula y su prima Melicia. La reina no quiere que Mabilia salga de la corte sin haberla casado. Consulta su decisión con su eposo que accede a que Mabilia se quede. Gandales advierte que la doncella prefiere quedarse junto a Oriana y no insiste en llevarsela. Brisena agradece la decisión de Amadís y se lo hace saber a Gandales. Oriana también habla con él: le envía recuerdos a Amadís. También Mabilia hace lo mismo: envía recuerdos para Agrajes y Amadís. Gandales y Sadamón retornan a la Ínsula Firme. Al salir ven las tropas que Lisuarte ha preparado para defender Mongaza. Lisuarte las ha colocado allí a propósito, para atemorizar a los caballeros de la Ínsula Firme. Ven que los jefes del ejercito son Arbán de Norgales y Gasquilán el Follón (hijo de Madarque, gigante de la Ínsula Triste, y de una hermana de Lanzino, rey de Suecia). Este Gasquilán es tan esforzado que cuando murió su tío Lanzino, le ofrecieron el trono de Suecia. Pero cuando se enteró del conflicto surgido entre Amadís y Lisuarte, abandonó su reino para medirse con Amadís, por amor a una doncella.

martes, 19 de enero de 2010

Libro III, Prefacio. Primera parte.

Al rey Lisuarte le irritó la victoria de Angriote y Sarquiles. No porque le apenara la muerte de los hijos de Gandandel y Brocadán (se había dado cuenta que los consejos que había recibido de ellos eran torticeros e interesados y ya no les tenía aprecio, ni a los consejeros ni a su descendencia), sino por lo que suponía de gloria para Amadís y sus caballeros y menoscabo de la suya propia. En cuanto supo que los heridos se habían restablecido lo suficiente les envió un mensaje con la orden perentoria de que abandonaran presto su reino. Los caballeros protestaron ante Grumedán, especialmente Brián de Monjaste y Gavarte de Val Temeroso, pero al poco levantaron el campamento y partieron haciua la Ínsula Firme. Al tercer día de viaje se toparon con Gandeza, la sobrina de Brocadán y amante de Sarquiles, que se unió al grupo, pues huía de la venganza de su tío. Grumedán transmitió las quejas de los caballeros a Lisuarte, lo que le produjo una mayor irritación y un mayor empecinamiento en su postura. Arbán de Norgales intenta mediar. Le dice al rey que aún hay tiempo para recuperar a Amadís y sus caballeros con unas mínimas concesiones. El rey se aferra a su decisión de ceder Mongaza a Leonoreta e incluso decide enviar a Cendil de Ganota a desafiar a los caballeros de la Ínsula Firme.
Gandandel y Brocadán recogen a sus muertos y, acompañados de sus esposas, servidumbre y compaña, se retiran a una pequeña isla, propiedad de Gandandel, donde acabarán sus tristes vidas sin más mención en esta historia.
Lisuarte reune a sus leales caballeros y les contagia su odio contra los caballeros de la Ínsula Firme. Envía a Cendal a la Ínsula para desafiarlos. Lisuarte se retira a Gracedonia, villa cercana a Miraflores. Oriana se alegra de esta decisión: se acerca el momento del parto y así se facilita el cumplimiento de sus planes.

lunes, 18 de enero de 2010

Hoy es mi cumple...

La vida se resume en... 4 botellas

Mierda ... y ya voy por la tercera!

jueves, 14 de enero de 2010

Libro II, Capítulo 64, tercera parte

Lisuarte acompañado de Grumedán y Giontes llama a Brocadán y Gandandel. Les echa en cara que antes tanto le prevenían de la probable traición de Amadís y ahora, en el momento de defender esa afirmación, delegan cobardemente en sus hijos. Grumedán les reprocha tan malos consejos dados al rey y la injusticia que se ha cometido con Amadís. Vanse todos.
Angriote y Sarquiles velan armas en la ermita de Santa María. Al alba, acompañados de los doce caballeros, van al campo de justa. Allí les espera el rey, el pueblo y los jueces: Arbán, Giontes y Quironante, el buen justador. Sarquiles y Angriote se sitúan en un extremo del campo. Enfrente están los hermanos Tarín y Corián y su primo Adamás. Giontes toca la trompa. Se inicia la justa: Tarín y Corián contra Angriote, Adamás contra Sarquiles. Tarín parte su lanza en su encuentro con Angriote que derriba a Corián de un lanzazo. Tarín ataca a Angriote con la espada. Intenta herirle en la cabeza, pero falla y solo consigue herir a su caballo en el pescuezo. Angriote tiene tiempo de derribar a Tarín antes de saltar de su propia montura. Angriote lucha a pie con la espada contra los dos hermanos. Sarquiles lucha a caballo con su espada contra Adamás. Consigue abrazar a su contrario y ambos caen al suelo. Angriote corre a socorrerlo perseguido por los dos hermanos. Se mantienen los mismos enfrentamientos. Angriote contra los hermanos y Sarquiles contra Adamás. Sarquiles acaba rapidamente con Adamás y ayuda a Angriote. Los dos mano a mano derrotan con facilidad a lo hermanos que son derribados y muertos. Brocadán y Gandandel se retiran acongojados y llenos de angustia. También el rey se retira. Le pesa la victoria de los amigos de Amadís. Angriote y Sarquiles se encaran a los jueces que declaran que ambos han satisfecho su honra. Se retiran con sus amigos, con Madasima y sus doncellas a sus tiendas para descansar y curar sus heridas.


Y así termina el LIBRO II de "AMADÍS DE GAULA"

miércoles, 13 de enero de 2010

Libro II, Capítulo 64, segunda parte

Lisuarte, tras la misa matutina, sale de paseo y se tropieza con los caballeros de la Ínsula Firme. Los recibe con honores. Galvanes solicita el derecho a defender a las doncellas. Lisuarte le responde que no teman, que resolverá lo que crea más justo. Al día siguiente, Lisuarte asiste a la misa junto a los doce caballeros. Luego hace venir a Brocadán y Gandandel. Ymosil y Ledaderdín piden su derecho a defender a las doncellas. Gandandel responde que ellas aceptaron responder con sus vidas si el rey Lisuarte no obtenía la ínsula del Lago Ferviente. Como Gromenesa se ha negado a entregarla, las doncellas deben morir. Ymosil opina que no. Gandandel opina que sí. El rey tiene que decidir. Todos se retiran. El rey se queda acompañado de algunos caballeros. Lisuarte le pide consejo a Argamón, su tío, conde honrado e inteligente. Pero éste le dice que la decisión es única y exclusivamente suya. Lisuarte decide escuchar las alegaciones de las doncellas. Las traen. Los caballeros de la Ínsula Firme se ofrecen como sus valedores. Madasima acepta la proposición. Ymosil exige que se presenten doce caballeros que justarán contra ellos. Gandandel y Brocadán no abren la boca. El rey despide a todos hasta el día siguiente. Habla a solas con los consejeros. Les dice que ellos o sus hijos deben responder al desafío. Ya en su casa, Brocadán y Gandandel hablan con sus hijos, que se muestran reticentes a aceptar el reto.
Por fortuna, esa noche llega un mensaje del conde Latine: Gromenesa ha muerto y el conde se ha apoderado de todos los castillos del Lago Ferviente. Al día siguiente, Lisuarte libera a las doncellas. Madasima se compromete en matrimonio con Galvanes. Ymosil tercia ante el rey por Madasima. Le pide que no la deje sin herencia. Lisuarte responde que ya ha cedido Mongaza a su hija Leonoreta. Galvanes insiste en que cambie de opinión. Lisuarte no da su brazo a torcer. Galvanes le amenaza con recuperar las posesiones de su novia por la fuerza con ayuda de Amadís. Florestán insinúa la misma idea pero más suave. Brián reitera sobre lo mismo y se declara amigo y compañero de Amadís. El ambiente se caldea por momentos. Varios caballeros se levantan. El rey alza la vara para calmar los ánimos. Llegan Angriote y Sarquiles y se presentan ante el rey. Angriote acusa a Gandandel y Brocadán de desleales y falsos. Les acusa de haber obligado a marcharse a Amadís con malas artes y consejos felones. Gandandel recuerda los buenos servicios que ha prestado a Falangriz y Lisuarte y acusa a Angriote de querer desprestigiarlo. Sarquiles cuenta como oyó la conversación entre Brocadán y Gandandel que confirma su deslealtad. Y si ellos, por razón de edad, intentan eludir el reto, que sean sus hijos quienes respondan. Aparece Adamas, hijo de Brocadán y sobrino de Gandandel. Acusa de mentiroso a Sarquiles y lo reta. Sarquiles lo acepta. Todos se retiran a la espera del duelo, al día siguiente.

lunes, 11 de enero de 2010

Libro II, Capítulo 64, primera parte

Oriana se ha quedado embarazada tras sus escarceos con Amadís. Se lo cuenta a Mabilia y a la Doncella de Dinamarca. Acuerdan ocultar el embarazo y planear el nacimiento para mantenerlo en secreto. Le pide a la Doncella de Dinamarca que se haga pasar por la medre del niño y ésta acepta. Deciden que la Doncella de Dinamarca visite con frecuencia a Adalasta, la abadesa de Miraflores, y cuando Oriana haya parido, la Doncella le llevará el bebé al convento diciendo que es suyo y le pedirá que lo críe.
Lisuarte se reune con Madasima. La amenaza con decapitarla junto con sus doncellas por el incumplimiento del trato por parte de su madre Gromenesa. Madasima se arrodilla pidiendo clemencia e implorando el favor de algún caballero defensor de su causa. Gandandel se opone a concederle el derecho de que un caballero la defienda y aconseja decapitarla de inmediato. Grumedán, por el contrario, le dice al rey que permita que algún caballero la defienda. Anuncia que los caballeros de la Ínsula Firme están de vuelta para ese fin, y que pueden enfrentarse a Gandandel o a sus hijos. Lisuarte pregunta por los caballeros de la Ínsula Firme que van a venir en defensa de Madasima. Grumedán le dice sus nombres. Cuando los oye, Gandandel teme por sus hijos, pues conoce la destreza, el valor y la fortaleza de Florestán, Agrajes, Brián y Galvanes. Se reune con su cuñado Brocadán. Planean convencer al rey Lisuarte de que ejecute a Madasima antes de la llegada de sus valedores. En un cuarto contigüo está Sarquiles, mancebo sobrino de Angriote de Estravaus. Está enamorado de Gadanza, una sobrina de Brocadán, y por esta razón se encuentra escondido en casa del consejero. Oye los planes de los pérfidos cuñados y en cuanto puede parte hacia la corte. Le cuenta las intrigas de tan nefastos consejeros y a continuación parte hacia la Ínsula Firme a reunirse con su tío. Lo encuentra en compañía de Amadís y Bruneo. Están preparando un barco para un próximo viaje de Amadís a la Gaula para visitar a sus padres. Sarquiles les cuenta lo que oyó en casa de Brocadán, lo que confirma las sospechas de Angriote que decide partir con su sobrino para castigar a los inicuos validos por tan nefanda felonía.
Brocadán y Gandandel se reunen con el rey y tratan de convencerle de que ejecute a Madasima antes de la llegada de los caballeros de la Ínsula Firme. Lisuarte, avisado por Sarquiles, se da cuenta del malicioso proceder de ambos consejeros. Rechaza sus consejos y lamenta haber obligado a Amadís a partir de su reino. Brocadán cree que ya no pueden echarse atrás y deben mantenerse firmes en su decisión. Gandandel, dubitativo, ya no sabe que hacer.

domingo, 10 de enero de 2010

Libro II, Capítulo 63, segunda parte

Amadís y sus amigos llegan a la Ínsula Firme donde son recibidos con alborozo. Los aposentan en una gran villa cercana al castillo. La isla tiene nueve leguas de largo por siete de ancho. Apolidón había construido cuatro moradas: el palacio de la serpiente y los leones, el palacio del ciervo y los perros, el Palacio Tornante (tres veces por día y tres veces por noche se tornaba tan recio que los que dentro estaban temían que se hundiera) y el palacio del toro (con un toro que salía de una osura galería embistiendo a la gente y luego rompía una puerta de hierro y se metía en una torre. Al poco salía con un mono montado en su grupa, manso cual cordero. El mono era viejo, de pellejo colgante y conducía al toro de nuevo hasta la galería). Llega el ermitaño Andalod de la Peña Pobre para visitar a Amadís que lo recibe con alegría. Ha fundado un monasterio al pie de la Peña Pobre, en la ermita de la Virgen. Al frente de la comunidad de treinta frailes ha quedado Sisián. Amadís les concede rentas suficientes para vivir. Andalod se torna a la Peña pobre. Llega Baláis de Carsante (exprisionero de Arcaláus) que al conocer la marcha de Amadís, también ha renunciado al servicio del rey Lisuarte. Lo acompaña Olivas. Baláis le trae las últimas nuevas sobre Lisuarte: ha mandado reunir a todos sus caballeros porque las fuerzas que envió al mando del Conde Latine a Mongaza han encontrado resistencia. El gigante viejo les entregó todas las plazas y castillos que controlaba, pero Gromanaza, que posee el castillo más fuerte, el del Lago Ferviente, se niega a entregarlo. Controla además otras tres plazas fuertes defendidas por imponentes castillos. Antes morirá que entregar sus posesiones y le es indiferente el destino de su hija Madasima y de sus doncellas. Lisuarte amenaza con decapitarlas si no se le entrega Mongaza antes de un mes. Amenaza con ocupar por la fuerza el castillo del Lago Ferviente y arrojar a Gromadaza a los leones. Galvanes recuerda que está obligado a defender a Madasima y pide ayuda a sus amigos. Flortestán, Brián y Cuadragante están dispuestos a hacerlo. Amadís propone que se designe a doce caballeros, uno por doncella, para que luchen por salvar sus vidas. Amadís y el resto quedarán en reserva por si la situación se complica. Los elegidos son Galvanes, Agrajes, Florestán, Palomir, Dragonís, Brián, Nicorán de la Torre Blanca, Orlandín, Gavarte, Ymosil (hermano del Duque de Borgoña), Madancil de la Puente de la Plata y Ledaderdín de Fajarque. Todos de acuerdo parten al día siguiente hacia Tasilán, donde se encuentra Lisuarte.

sábado, 9 de enero de 2010

Libro II, Capítulo 63, primera parte

Amadís va al palacio para despedirse del rey. [Ahora viene una relación de caballeros cuya nomenclatura no está muy fijada. Pongo las variantes entre corchetes]Con la misma intención le acompañan Galvanes, Agrajes y Florestán, Dragonís y Talomir [o Palomir](cohermanos de Amadís), Bruneo y su hermano Branzil [o Branfil], Angriote, su hermano Grondomán [o Grindonán] y su sobrino Pinorés [o Pinores]. Cuadragante también se despide del rey reprochándole su actitud, aunque éste desprecia su opinión. También se marchan Landín (sobrino de Cuadragante), Brián de Monjaste [o Bonjaste] (hijo del rey Ladasán de España y de una hermana de Perión de Gaula), Gandiel Urlandín (hijo del conde de Urlanda), Grandores, Madancil [o Madansil] de la Puente de Plata, Nicorán [o Listorán] de la Torre Blanca, Ledaderdín [o Ledaderín o Ledadín] de Fajarque, Tradiles [o Transiles] el Orgulloso y Don Gavarte [o Gabarte] del Val Temeroso.
Amadís desea despedirse de la reina, pero Lisuarte no se lo permite. Le envía su despedida mediante Grumedán. Se retira con sus amigos y tras la comida se dirigen hacia la Ínsula Firme: llega a formarse un grupo de más de quinientos caballeros, todos de gran linaje y pericia con las armas, muchos hijos de reyes, condes y nobles.
Oriana se queda triste y desconsolada, aunque Mabilia la consuela diciendo que hasta ahora Amadís había compartido la gloria con su padre el rey, pero a partir de ahora será toda para él y en honor a su amada.
Otros caballeros acuden a despedir y honrar a los que se marchan: el rey Arbán de Norgales, Grumedán, Brandoibas, Quironante, Giontes (sobrino del rey Lisuarte), Listorán el Justador,... Todos hacen votos de amistad con Amadís. Llega Guilán, atribulado. Su deseo es acompañar a Amadís, obligado por todos los favores que ha recibido de él y sus hermanos, pero no puede hacerlo por las circunstancias de su vida y de su hacienda. Se despiden haciendo promesa de amistad eterna. (Guilán también está enamorado de Oriana)
El grupo llega al anochecer a la ribera del mar y acampa. Al día siguiente, Lisuarte advierte cuanto ha menguado su grupo de caballeros. La duda le asalta: quizás ha obrado equivocadamente. Brocadán y Gandandel intentan que no cambie de opinión. Lisuarte los rechaza de forma desabrida.
Una doncella de Briolanja llega con noticias para Oriana de la Estancia de Briolanja en la Ínsula Firme: Briolanja estuvo cinco días en la isla. Primero se alojó en una posada a una legua del castillo. A la hora de comer la llevaron a una gran sala ricamente labrada. Junto a ella había una cueva oscura y profunda. Más allá, un castillo con una hermosa torre. Desde las ventanas de la torre se podía ver todo lo que ocurría en la sala. La reina y sus doncellas comieron en la torre, sus caballeros, en el castillo. Ya estaban en el segundo plato cuando oyeron unos fuertes silbidos y vieron humo saliendo de la cueva. De ella, súbitamente, salió una serpiente gigantesca que echaba humo por narices y boca y sacudía con violencia la cola. Tras ella salieron dos leones que lucharon ferozmente con la serpiente hasta caer desfallecidos. La serpiente los recogió con la boca y se metió en la cueva. Tras este emocionante espectáculo, la reina y sus acompañantes terminaron la comida. El segundo día llevaron a la reina de excursión por la isla. Por la noche la alojaron en una cámara ricamente adornada. A medianoche se abrieron las puertas con estrépito: en la cámara entró un ciervo con candelas encendidas en los cuernos. Era de cuerpo blanco y cuello y cabeza negros, con un cuerno dorado y el otro rojo. Tras el ciervo, acosándolo, venían cuatro perros. Y más atrás, un cuerno de marfil con vergas de oro que flotaba en el aire y sonaba excitando a los perros. El ciervo, perseguido por los perros, corrió por la habitación, saltando sobre las camas hasta verse acorralado y solo pudo escapar saltando por la ventana. Los perros salieron tras él. La reina y sus doncellas quedaron sobresaltadas, con la ropa de cama revuelta y por el suelo. En ese momento llegó una niña pequeña con dos doncellas y una dueña con velas encendidas. La niña preguntó a la reina que hacía levantada a esas horas. La dueña le dijo que esa noche no habría más emociones y que podían dormir tranquilas.
El tercer día las llevaron a un bosque con pinares, prados y ríos. Llegaron a una casa redonda con doce columnas de mármol, paredes de cristal, puertas de oro y plata y en cada columna, dentro de la casa, una imagen de cobre de gigantes armados con arcos y flechas. Si alguien intentara entrar en esa casa sería reducido cenizas al ser alcanzado por las flechas ardientes de los gigantes. Para mostrárselo, introdujeron en la casa dos gamos y un ciervo. Y murieron carbonizados. Leyeron un mensaje grabado en las puertas: nadie podrá entrar salvo aquellos que amen tanto como amaron Apolidón y Grimenesa. Deben entrar juntos, no por separado. Cuando lo hagan y tengan ayuntamiento en su interior, todos los encantamientos de la isla cesarán. La reina preguntó a Ysanjo y a Enil por la serpiente y los leones y por el ciervo y los perros. Ysanjo no supo contestar, solo sabía que sierpe y leones luchaban cada día y los perros acosaban al ciervo cada día y que terminaban arrojándose de la ventana a un lago que creía que estaba comunicado con el mar.
El cuarto día visitaron el castillo principal. Briolanja pasó bajo el Arco de los Enamorados: la trompa sonó melodiosa y en el jaspe apareció un nueva inscripción: "Briolanja, hija de Tagadán, rey de Sobradisa, es la tercera doncella que aquí entró".
El quinto día visitó la Cámara Defendida: sobrepasa el padrón de cobre y llega al de mármol. Lo lee y lo supera pero a tres pasos de la puerta, tres manos surgidas de no se sabe donde la agarran de los cabellos y la arrastran hasta fuera.
Al día siguiente, la reina partió hacia Sobradisa.

jueves, 7 de enero de 2010

Glosario: Letra C

Caballero anciano: (cap 21) Custodia una carreta con una estatua. Amadís lucha con él y lo derrota.
Caballero de la Corona
Caballero de la Floresta: Alias de Florestán.
Caballero de la Fuente: (cap 21)Le roba el caballo a Galaor y éste lo mata.
Caballero de los Leones: (cap 11) Alias de Amadís.
Caballero del Escudo Verde: (cap 34) Primo de Arcaláus. Lucha con Lisuarte en la trampa que le tiende la doncella en los caps. 29-34.
Caballero del Puente: Amigo de Dardán. Muerto por Amadís.
Caballero liberado de Bradoid: (cap 11) Liberado por Amadís. Amigo (¿amante?) de Urganda.
Caballero vencido de Bradoid: (cap 11) Vencido por Amadís, claro.
Caballero viejo: (cap 33) Padre de la doncella enlutada. Descontento de los actos de su hija, intercede para salvar la vida de Galaor y Amadís.
Caballeros del Duque de Suecia: (cap 122) Son dos. Enviados por el duque a Alimenta para sojuzgar y atemorizar a sus habitantes. Derrotados por Bruneo.
Caballero-gobernador: (cap 127) Gobernador de la Ínsula del Infante. Aprovisiona, informa y guía a Amadís antes de su enfrentamiento con Balán.

Califán: (cap 108, cap 132) Importante ciudad de Sansueña.

Carduel: (cap 68) Caballero del rey Targadán.
Cartadaque: (cap 54) Gigante de la Montaña Defendida. Sobrino de Famongomadán.
Celinda: (cap 66) Hija del rey Hegido, Señora del castillo del Gran Rosal. Amante del joven Lisuarte y madre de Norandel.
Cendil de Ganota: (cap 65, 79) Caballero de Lisuarte. Reta a los Caballeros de la Ínsula Firme.
Cildadán: (cap 53) (o Cildarán) Rey de Irlanda, casado con una hija de Abiés.
Comán: (cap 65) Caballero de la Ínsula Firme.
Conde de Gloucester: Caballero de Lisuarte.
Conde Gantiles: Ver Gantiles.
Conde Latine: (cap 63): Jefe de la expedición militar enviada por Lisuarte para ocupar Mongaza.
Conde Liquendo: Ver Liquendo.
Constancio: (cap 110) Mancebo romano, hermano de Brojandel de Roca.
Corazón el de la Puente Medrosa: (cap 55) Caballero de Lisuarte con fama de gran justador. Mientras escoltaba a Leonoreta, reta por deporte a Amadís que lo derrota con facilidad.
Corián:(cap 64) Hermano de Tarín y primo de Adamas. Lucha al lado de su primo y muere.
Corisanda: (cap 41) Señora de Gravisanda. Amante de Florestán.
Cuadragante: (cap 44) Hermano de Abiés de Irlanda.

miércoles, 6 de enero de 2010

Libro II, Capítulo 62

El día siguiente es el acordado para el combate entre Bruneo de Bonamar y el hermano de la doncella alta. Éste se llama Madamán el Envidioso. Ambos acuden al campo flanqueados por jueces y camaradas. La lucha comienza: parten lanzas en el primer choque. Madamán cae al suelo. Bruneo resulta herido de levedad en el pecho porque la lanza de su contrario le atraviesa el escudo. Madamán le pide que descabalgue para combatir en igualdad. Bruneo accede. Continúan la encarnizada lucha. Destrozan escudos y armaduras y se hieren varias veces. Ambos sangran profusamente. A la vez, sus caballos, que han quedado sueltos, se enzarzan en una pelea a bocados y coces, tan encarnizada que el caballo de Madamán termina por huir fuera del cercado del campo de justa. Bruneo consigue una cierta ventaja sobre Madamán. Éste propone una pausa para restañar heridas y recuperar fuerzas. Bruneo se niega y le ataca con mayor denuedo. Madamán a duras penas contiene su ataque. Madamán se va retirando, corre hacia la costa y llega al borde de un acantilado. Bruneo le persigue y le empuja. Madamán, despeñado, muere. Su hermana Matalesa, la doncella alta, corre desesperada hasta allí. Recoge la espada de su hermano, se la clava, muere y cae también por el acantilado. Llevan a Bruneo en loor de multitud hasta la posada de Amadís. Allí le curan y recibe la visita de caballeros, doncellas y dueñas.
Briolanja decide volver a su reino para ocuparse de sus asuntos. Antes pasará por la Ínsula Firme para probarse en la Cámara Defendida. Enil la acompañará.
[...]
Historia del rey Lisuarte: Cuando era joven infante, sin reino ni fortuna, viajó por el mundo en busca de aventuras. De paso por Dinamarca conoció a Brisena, princesa de aquel reino. Se enamoraron y se casaron. Tiempo después heredó el reino de Gran Bretaña al morir su tío Falangriz sin descendencia. Pasan los años y consigue atraer a su reino a la flor y nata de la caballería andante: Amadís, Galaor y los demás. Así consigue acrecentar su reino en tierras, honores y prestigio. Pero no todo iban a ser buenaventuras en su reinado: Lisuarte tenía dos ancianos consejeros, cuñados, que ya habían asesorado al viejo rey Falangriz. Se llamaban Brocadán y Gandadel. Éste último tenía dos hijos, caballeros apreciados por su valía en la corte hasta la llegada de Amadís y sus hermanos que oscurecieron sus méritos. Por esta razón, su padre ideó un plan para conseguir que los rivales de sus hijos se marcharan del reino. Habló con el rey sobre Amadís: aunque era caballero de gran mérito y había completado numerosos y buenos servicios en favor del reino, no debían olvidar que se trataba del hijo del Rey de Gaula, reino tradicionalmente enemigo de la Gran Bretaña. Tener a Amadís y sus hermanos en el corazón del reino era un riesgo que no debía correr.
Lisuarte no queda muy convencido, pero Gandandel habla con su cuñado Brocadán para que lo apoye. La sospecha prende en el ánimo de Lisuarte, que olvida como Galaor le salvó de Arcaláus o Amadís de Madanfabul. Deja de visitar a Amadís en su convalecencia.
Lisuarte se reune con Madasima y sus doncellas y con el viejo gigante Andaguel, sus hijos y los nueve caballeros. Todos ellos eran sus rehenes. Lisuarte exige que le entreguen la ínsula Mongaza, tal como se había acordado. Andaguel accede. Madasima permanecerá como rehén hasta que se resuelva el pleito. La doncella es escoltada por varios caballeros, entre otros, Galvanes sin Tierra que termina enamorándose de ella. Le pide en matrimonio y ella acepta. Galvanes se lo cuenta a Amadís y éste se ofrece para mediar por ellos ante Lisuarte: quizás consiga que les ceda el señorío de la isla de Mogaza aunque sea sujetos a vasallaje a Gran Bretaña. Entre tanto, Gandandel prosigue en su labor de zapa para lograr que el rey desconfíe totalmente de Amadís y de sus hermanos.
Una vez repuesto de sus heridas, Amadís se dirige al palacio. Gandandel no ha logrado su objetivo por completo, pero el rey se resiste a recibir a Amadís. Ante su insistencia, Lisuarte accede a recibirlo, pero en presencia de Gandandel y Brocadán. Amadís no sospecha que ambos consejeros solo quieren su desgracia. Amadís le pide la cesión del señorío de Mongaza para Galvanes y Madasima. Lisuarte le responde que ya se la ha prometido a su hija Leonoreta. Amadís le pide que libere a Madasima para que pueda casarse con Galvanes y que él les cederá su Ínsula Firme hasta que obtengan un destino mejor. El rey contesta que no tiene intención de liberarla y que, si le viene en gana, la ajusticiará. Amadís le pide mesura en sus respuestas. El rey responde que si no se encuentra a gusto en su corte puede partir en busca de lugares más acogedores. La ingratitud del rey es una bofetada para Amadís. Le dice que si no le place su presencia, se marchará a otras tierras. El rey se retira con sus consejeros, que lo adulan y felicitan por su actitud. Cuando se lo cuenta a su esposa, Brisena muestra su descuerdo e intenta favorecer a Amadís sin conseguirlo.
Amadís concierta una cita con Oriana por mediación de Mabilia. También convoca a sus camaradas. Por la noche se reúne con Oriana y se aman. Luego, mientras descansan en el lecho, le cuenta lo ocurrido y su decisión de irse. Oriana se entristece pensando en la gran pérdida que supone para los caballeros del rey. Al día sigiente se reúne con sus compañeros y les cuenta el conflicto con el rey y su decisión de partir. Angriote sospecha de los viejos consejeros como inductores del enfado real. Se lo dice a Amadís y le propone que se enfrenten a ellos y a sus hijos. Amadís no se lo permite. Angriote se reprime. Amadís dice que piensa despedirse de los reyes y marchar a la Ínsula Firme, donde nada le faltará. Les dice que también lo recibirán con alegría en la Gaula, el reino de su padre, o en Escocia, de su primo Agrajes, o en el reino de Briolanja, como corrobora el caballero Tantiles, mayordomo y gobernador de Sobradisa. Cuadragante le dice que le acompañarán los caballeros que le quieren bien. En cierto momento, Lisuarte pasa cerca del lugar donde están reunidos. Va de caza con Gandandel, pero no les dirige la palabra, no les mira a la cara, sigue su camino como si tal cosa.